La persistencia del adobe como material de construcción sería la principal causa de la vulnerabilidad para un país con alta incidencia sísmica, considera Murphy Paiz, decano de la Facultad de Ingeniería de la Usac. De acuerdo con el académico, esto ha sucedido por la falta de ordenamiento de las políticas de construcción, incluyendo a la vivienda.
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Existen reglamentos de construcción en cada comunidad, pero no se han tenido avances significativos en este tema.
Paiz indica que la parte legislativa ha estado muy “débil y pobre” para regular este tema, además de la conciencia de las autoridades, pues sabiendo que Guatemala es un país altamente vulnerable no se ha logrado propiciar un diferente tipo de construcción.
El decano dice que recientemente se aprobó la Ley de Vivienda, pero que se tiene que hacer un estudio sobre los componentes que incluyan los sistemas constructivos. “A nivel nacional existe una iniciativa de ley para regular las construcciones sísmicas a través de ciertas normas estructurales” aseguró.
Paiz explicó que la construcción tipo adobe, al final es la evidencia clara del desastre que se tiene en los departamentos del occidente; aunque estos componentes en la capital no se tuvieron incluso en lugares de alto riesgo como lo son los asentamientos, en los cuales se debe de mantener un estudio permanente.
En zonas vulnerables de la capital, precisamente en los asentamientos, no se tuvieron los efectos como los que hubo en las construcciones de adobe, siendo la parte débil del terremoto de 1976 en la parte constructiva, puesto que no tiene ningún tipo de refuerzo horizontal ni vertical, y tampoco algún amarre o consolidación de todo el cuerpo de la vivienda, contrario a las viviendas construidas con concreto y acero reforzado, dijo.
El académico expresó que en este tema existen aspectos económicos, ya que el poder adquisitivo económico que tiene la población guatemalteca no le da la facilidad de poder cambiar este tipo de vivienda, y “es allí donde la ley de vivienda toma un papel protagónico”.
EL RECUENTO DE LOS DAÑOS
Las evaluaciones efectuadas por autoridades del Sistema de Emergencia Nacional registran dos mil 263 viviendas dañadas por el terremoto que azotó el país el pasado miércoles y 52 personas muertas, 22 desaparecidas, tres soterradas, dos mil 966 evacuadas y 638 en albergues en San Marcos, Quiché y Quetzaltenango.
La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres ha oficializado que dos mil 263 viviendas se encuentran afectadas, de las cuales 554 tienen danos severos, 991 moderados, 538 leves y 180 están en zonas de alto riesgo.
Entre tanto la cifra de personas damnificadas llega a mil 200. Un millón 200 mil afectadas y dos mil 966 han sido evacuadas, en su mayoría por los Consejos comunitarios de desarrollo, así como la permanencia de 638 personas en 15 albergue habilitados.
Según la Conred, en Quetzaltenango se atienden a 212 personas en albergues en Cajolá y San Juan Ostuncalco. Además, en Quiché, 96 personas están protegidas en Pocojil 2, mientras en San Marcos se atiende a 330 originarias de las aldeas San Francisco Soche, San Marcos; El Quetzal, Esquipulas Palo Gordo, San Antonio Sacatepéquez, San Pedro Sacatepéquez y Tejutla.
El presidente de la República, Otto Pérez Molina, declara Estado de Calamidad en varios departamentos del país, afectados por el sismo de 7.2 grados en escala de Richter.