Por el volumen de tráfico que circula en esa vía y por su antigí¼edad, el Puente Belice se ha convertido en caso paradigmático respecto al descuido secular que mostramos los guatemaltecos para el mantenimiento de la infraestructura y los riesgos de que pueda ocurrir una desgracia en ese lugar han sido advertidos ya por los expertos que se quejan del abandono a que las autoridades someten a esa obra que en su tiempo fue realmente monumental.
Hace ya más de un lustro que se elevaron las primeras voces de alerta y cuando en Estados Unidos se produjo recientemente el desplome de un puente como producto del descuido de las autoridades para darle mantenimiento, aquí se recordó que el Puente Belice es un peligro constante porque a similar descuido se ha sumado el incremento del peso de los vehículos y la cantidad de los que lo utilizan diariamente, superando en ambos casos la capacidad de diseño de la obra que se construyó finalizando la década de los años cincuenta del siglo pasado.
Antes de eso, los automóviles que se dirigían al Atlántico tenían que serpentear por las laderas del barranco hasta llegar a un pequeño puente de madera en el que se cruzaba el río Las Vacas. Para hacer funcionar la Carretera al Atlántico, obra iniciada en el gobierno de Arbenz y continuada en los regímenes de Castillo Armas e Ydígoras Fuentes, se imponía la construcción de un puente moderno que facilitara el tránsito y su construcción fue un verdadero hito en la ingeniería civil de Guatemala por la envergadura de la obra.
Pero ese tipo de infraestructura demanda mantenimiento regular y permanente porque las partes sufren desgaste. Un puente bien mantenido puede durar muchísimos años, pero uno descuidado puede caer en cualquier momento y nosotros hemos visto cómo una fuerte temporada de lluvias se ha llevado varios de los de nuestra red vial, cabalmente porque el mantenimiento no es una de las preocupaciones esenciales de las autoridades encargadas de los caminos.
Dada la presión vial existente nadie quiere hablar de los altos riesgos que significa utilizar ese puente, pero lo peor es que no se adelanta nada en las reparaciones urgentes y necesarias. El descuido ha sido de muchos gobiernos, pero puede ser éste el que coseche al final una tragedia si no se acelera el paso y se declara de emergencia toda obra de mantenimiento para apuntalar la vía que diariamente desfoga la mayor cantidad de vehículos que se dirigen al nororiente del país.