La explicación es clara y contundente, e incluso hasta escalofriante. Expertos aseguran que la falta de un programa de educación sexual sería la principal causa de un creciente número de abortos inducidos, de los que cada año se reportan 65 mil en el país. El número podría ser aún mayor y las muertes de mujeres jóvenes también.
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Recientemente en Guatemala, en medio de una controversia moral y profesional, se aprobó la Ley de Educación Sexual y Reproductiva, así como su reglamento y las directrices para su aplicación en el sistema educativo nacional.
La legislación se basa en el postulado de que la educación sexual y reproductiva es un derecho humano, que permite realizar una revisión práctica, anterior a la aplicación de políticas de población en vías de control de la natalidad y planificación familiar, para introducirlo al campo de la salud, educación y demás derechos de las personas.
El doctor Edgar Késtler, ginecobstetra, asegura que es de suma importancia la educación sexual tanto para la juventud como para los padres de familia. «Y no solo considero que es bueno; es necesario y urgente para que Guatemala pueda crear políticas, y que en esta línea se pueda conformar una verdadera educación sexual para todos los niveles educativos».
«Este país lleva muchos años atrasados y que se ponga al día en tema de educación sexual puede repercutir en las tasas altas de abortos (…) se realizan tantos, que llegan hasta 65 mil inducidos o provocados, cada año», señala el médico, en referencia a estudios comprobados.
En esa línea, el especialista sostiene que existe una relación directa entre los abortos inducidos y la falta de programas educativos en países como Guatemala, en los que la juventud tiene poco o nulo acceso a la información sobre salud reproductiva.
Los estudios refieren que los abortos inducidos, en su mayoría se deben a que las jóvenes que se los practican no han tenido una educación adecuada para comprender la sexualidad y por consecuencia, no tienen acceso a métodos anticonceptivos efectivos para evitar los embarazos tempranos o «inconvenientes».
LAS VíCTIMAS
De acuerdo con Késtler, las principales afectadas por la falta de educación sexual son las mujeres, ya que son ellas quienes más sufren por los embarazos tempranos, y cuando se practican abortos, éstos pueden ocasionar daños en sus órganos sexuales e incluso la muerte.
En consecuencia a esta problemática, el profesional menciona que existe un consenso generalizado sobre la necesidad de educar a los jóvenes en salud reproductiva, aunque haya una férrea división de opiniones sobre quién y cómo se debe realizar ese proceso.
Késtler opina que deben ser profesionales quienes se encarguen de la educación sexual. Esto debido a la falta de información de la mayoría de padres de familia de estratos económicos altos y bajos -aunque más del último grupo- sobre los métodos de enseñanza de este tema.
No obstante, señala que «la formación debe ser integral», por lo que los padres de familia deben participar en la educación e informarse, a la vez que sus hijos conocen la salud reproductiva y la sexualidad.
NECESARIO
El representante de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado, Nery Rodenas, comenta que la educación sexual es una tarea necesaria «ya que todos tenemos derecho a saber cómo funciona nuestro cuerpo y a conocerlo».
Rodenas sostiene que la Iglesia católica no se manifiesta en contra de la educación sexual, ya que ésta se imparte en los colegios católicos, en los movimientos, y en algunas parroquias.
«Lo que rechazamos categóricamente es la irresponsabilidad en la vida sexual, los abusos, los abortos, la trata de personas y todos los hechos en donde los afectados son los niños, niñas y jóvenes», añade.
Por otro lado, menciona que los principales educadores son los padres de familia «y aunque no tengan suficiente información para trasladarla a sus hijos, podrían buscar la forma para poder involucrarse en el tema».
Asimismo, explicó que los jóvenes deben tener la madurez suficiente para iniciar su vida sexual: «Debe existir una madurez para tomar la decisión sobre la sexualidad, esto debe darse dentro del matrimonio. Yo creo que los jóvenes tienen que asumir conciencia de que la vida sexual tiene que ser para personas maduras, y lo mejor es asumir la sexualidad dentro del matrimonio o cuando se cumpla la mayoría de edad».
Por su parte, la doctora Linda Valencia, de la Asociación de Mujeres Médicas, manifiesta: «En Guatemala vemos en la encuesta de salud materno infantil que los jóvenes inician su vida sexual a los 10 años, sin tener los conocimientos sobre la reproducción humana».
«Con esto hablamos que a temprana edad se dan embarazos no deseados, que afectan seriamente a las jovencitas porque podrían optar por practicarse un aborto, ya que su cuerpo no está desarrollado completamente para que un bebé se desarrolle en su vientre».
El problema es generacional, sostiene la especialista, ya que la mayoría de padres de familia tampoco tienen suficiente información y conocimientos sobre salud sexual y reproductiva.
«Entonces, ¿qué herramientas van a tener los padres de familia para educar a sus hijos?».
«Recordemos que los niños de antes, que ahora son padres, no tenían acceso a la educación, por eso es que los jóvenes de ahora tampoco pueden confiar en un programa de educación sexual que esté bajo la responsabilidad de personas que podrían no conocer el tema».
ALARMA
La Asociación de Mujeres Médicas da cuenta de informes «alarmantes» sobre embarazos tempranos, ocasionados en la mayoría de oportunidades «por la falta de educación sexual».
Solo esa asociación registró el año pasado 9 embarazos en niñas de diez años, y 19 embarazos en niñas de once años.
Otro indicador son los partos en adolescentes menores de 20 años, de los cuales se contabilizaron 41 mil durante el 2009.
«Las niñas no tienen información ni educación. Tampoco los padres de familia. Y es precisamente por el desconocimiento a su sexualidad que los jóvenes se aprovechan en reiteradas ocasiones de la ignorancia de las niñas», concluyó Valencia.
PAíS FECUNDO
En Guatemala, donde los recursos muy limitados moldean las vidas de muchas personas jóvenes aún sin la carga adicional de la paternidad y maternidad, es imperativo abordar las consecuencias sociales y en salud de los altos niveles de maternidad adolescente.
Informes oficiales dan cuenta que el país tiene la tercera tasa más alta de fecundidad adolescente de Centroamérica: 114 nacimientos anuales por cada mil mujeres de 15 a 19 años de edad.
La mitad de las mujeres jóvenes inicia una unión (formal o consensual) antes de cumplir los 20 años. Tres cuartas partes de las que no tienen educación, comparado con una cuarta parte de las que tienen educación primaria o superior, se unen antes de los 20 años.
Además, el 44 por ciento de las mujeres de 20 a 24 años eran madres antes de los 20; la proporción más alta está en las mujeres jóvenes sin educación, cerca del 68%, y en las mujeres indígenas, con un 54 por ciento.
Aunque el 70 por ciento de las mujeres de 15 a 24 años que dio a luz recientemente realizó al menos una visita de control prenatal, casi la mitad de las mujeres menos educadas y de las indígenas no realizó ninguna.
Además, sólo la mitad de las madres de 15 a 24 años contó con asistencia médica profesional en su último parto; la proporción es aún más baja en las mujeres con menos escolaridad y en las indígenas.
LA DISCUSIí“N
Luego de la aprobación del «Reglamento de la Ley de Acceso Universal y Equitativo de servicios de planificación familiar y de su integración en el programa de salud reproductiva», el jerarca de la Iglesia católica, Rodolfo Cardenal Quezada Toruño, anunció que presentaría acciones legales contra la ley que obliga a las escuelas a impartir educación sexual, pues a su criterio «vulnera el derecho de los padres a educar».
En consecuencia, la Comisión Episcopal de Pastoral Educativa emitió un comunicado expresando su «profunda preocupación» por el contenido del texto legal.
Por lo que la doctora Valencia señaló que «el cardenal tiene su opinión, pero recordemos que él manda a ser obediente, y esta ley se tiene que cumplir».
«No podemos discutir y debatir sobre lo moral e inmoral de la educación sexual; el objetivo y la preocupación primordial de todos debe ser la preservación de la vida y la defensa del desarrollo físico y mental de los jóvenes», puntualizó.
Con la publicación del reglamento de la ley de planificación familiar, los estudiantes serán orientados sobre sexualidad en primaria y nivel medio, delegando al Ministerio de Salud y al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), el plan de comunicación y difusión.
Iniciando con la transformación curricular: de primero a tercero primaria se instruirá en el conocimiento de los niños de sí mismos, así como en cuidado personal y seguridad según las necesidades culturales, geográficas y evolutivas.
Los estudiantes de cuarto a sexto año conocerán sobre temas específicos de la reproducción humana como el derecho a la vida, crecimiento y desarrollo, órganos sexuales, cuidado e higiene, ética, relaciones sexogenitales, embarazo y desarrollo embrionario y métodos anticonceptivos.
En el ciclo de educación básica se amplía la información y extensión de los contenidos descritos, con un enfoque especial para la comprensión de los adolescentes.
La maestra de educación primaria Claudia Liseth López considera que es bueno educar en sexualidad a la población que será el futuro del país.
«Es importante la educación si queremos que los niños y jóvenes de ahora no estropeen su vida con responsabilidades de una persona mayor».
La maestra Ana Ramírez, de educación primaria, manifestó que es importante la educación sexual pero con el pleno respeto a las creencias religiosas.
«Estoy de acuerdo y está bien pero sería importante que fuera enfatizada a las creencias de cada religión y sus prácticas».
La psicóloga Mirna Sosa, directora de la Escuela de Ciencias Psicológicas de la Usac, aseguró que la educación reproductiva es importante.
«A los padres de familia también les ayuda, ya que así ellos también están informados y los hijos también (…) considero que es de suma importancia que se hable claro y que se digan las cosas como son».