Falta de control y vigilancia


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El sábado pasado leí en Diario La Hora que la legislación actual no ha sido suficiente en Guatemala para contener el uso ilegal de armas de fuego. Creo que ninguna cosa buena podrá esperarse de seguir con la falta de control y vigilancia montado por el sistema de apagafuegos que siguen empleando nuestras autoridades constituidas. No pasan de aumentar el número de agentes, pero por falta de capacitación o de armas que coadyuven al éxito de su misión, no son ninguna panacea para bajar nuestros índices delincuenciales. Los agentes policiales del Estado sirven más de adorno que de efectividad.

Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt


Por otra parte, los alcaldes se preocupan porque sus policías tengan apariencia similar a los de las grandes capitales del mundo, pero no pasan de sonar exageradamente el pito y su efectividad sigue prácticamente nula en el manejo del tránsito de vehículos, no digamos en cuanto a la seguridad ciudadana.

    Y es que por tanates podrán pasar los vehículos policiales llevando peligrosamente a los agentes en las palanganas pero, ¿son efectivos para detectar o sorprender a delincuentes que a pie o en vehículos andan armados hasta los dientes cometiendo sus fechorías? Lo que sí abunda es la constante utilización de sistemas mediáticos prometiéndole a la población evitar que su Bono 14 se le esfume de sus manos, pero ¿usted estimado lector se siente seguro? Lo que ha venido ocurriendo en nuestro país es que hemos dejado hacer a nuestros funcionarios lo que les da la real gana. Les hemos permitido sentirse ciudadanos privilegiados, clase aparte y no servidores públicos, eso sí, muy bien remunerados. Nos olvidamos por completo que el término democracia significa el predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado y no que resultamos ser subordinados.

    El alcalde capitalino mandó a uniformar hasta los vendedores de flores, con tal de que se aprecie su preferido verde perico por todos lados pero, ¿tendrá algún control sobre los cuidadores de vehículos, entre quienes encontramos a los primeros que se atreven a romperle el vidrio de los mismos, para extraerle desde los anteojos que dejó olvidados en el asiento, hasta la batería o el mismo radiador del motor si les da el tiempo suficiente? Deje usted estacionado su carro en la mal llamada “Zona Viva”, salvo que así se denomine por la delincuencia que en ella prolifera y podrá comprobar que a pesar que paga por su seguridad, Su Muni solo hace hasta lo imposible por imponerle una multa importándole poco sus propiedades. De ahí que comparta el generalizado criterio que la propaganda política sigue estando más equivocada que nunca pues no hay modo que “caminemos para adelante”, ni que realmente nos vean “de frente”. Los políticos siguen siendo los primeros en incumplir la ley, dando no solo un pésimo ejemplo, sino dejando de ejercer un efectivo control y vigilancia para lograrlo.