La falta de atención a las adicciones en los centros carcelarios ha provocado muertes y alteraciones al orden, que según el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) es un tema que deben atender profesionales para procurar una rehabilitación adecuada; esta instancia estima que un 50 por ciento de la población reclusa consume algún tipo de droga.
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El 22 de febrero de 2011 murió por “suspensión completa” el recluso Christian Alexander Ojeda Valenzuela, quien se encontraba en el Centro de Detención Preventiva para Hombres de la zona 18 y quien desde hacía varios días habría mostrado violencia en su conducta, según un informe interno del Sistema Penitenciario (SP).
De acuerdo con los datos, el 18 del mismo mes, el recluso “estaba causando problemas en el sector III –gritaba– y su expresión facial y mirada eran ausentes y evasivas”, se indica.
La situación provocó que el enfermero de la institución carcelaria le administrara haloperidol en ampolla para tranquilizarlo, pero Ojeda Valenzuela le arrebató la jeringa y se la incrustó en el brazo derecho, por esa razón, fue trasladado a la carceleta de aislamiento 2B.
La estadía en ese lugar se complicó para el detenido, quien finalmente se ahorcó. Entre las consideraciones finales que el SP tomó en cuenta se basan en que el detenido fue “objeto de maltrato físico y psicológico en el interior del sector” y que hubo “abstinencia a consumo de drogas”.
CONSUMISMO
Un estudio presentado en diciembre de 2012 por la Secretaría Ejecutiva de la Comisión contra las Adicciones y el Tráfico Ilícito de Drogas (Seccatid), refería que en 2010 con una muestra 762 personas privadas de libertad de más de 10 mil que existían, se admitía que un 18 por ciento consumía tabaco, 8 por ciento alcohol, 7 por ciento marihuana, 2 por ciento cocaína y 1 por ciento crack.
Además, se indicaba que el 53 por ciento de los privados de libertad opinó que se consumían drogas –lícitas e ilícitas– dentro del recinto penitenciario. El 30 por ciento explicó que era “fácil” obtener drogas dentro de prisión.
A criterio de Corinne Dedik, investigadora del CIEN, el último estudio refleja un primer esfuerzo, pero que debería abordarse de forma más integral, pues actualmente se estima que por lo menos el 50 por ciento de toda la población reclusa consume alguna droga en la cárcel.
“No existen datos sobre este tema en general, ese estudio fue un primer esfuerzo para lograr obtener esos datos, pero hay que tomar en cuenta una muestra que no respondió las preguntas. Creemos que el 50 por ciento está consumiendo algún tipo de droga, pero es difícil decir porque aún no hemos realizado encuestas sistemáticas”, indicó.
La entrevistada agregó que es importante atender el tema de manera profesional y permanente, pues sería el primer paso para lograr una rehabilitación sana.
Por aparte, recientemente, el director de Presidios, Édgar Camargo, admitió que este y otros temas se abordan en la política pública penitenciaria, que próximamente se impulsará.