Ramón Banús, célebre pintor guatemalteco, murió ayer, a los 73 años de edad, luego de padecer una larga enfermedad con problemas hepáticos. Hoy fue inhumado en el Cementerio Las Flores.
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De acuerdo con los análisis médicos que se habían hecho de su enfermedad, la poca ventilación que disfrutaba en su época como pintor, hacía que los químicos y pinturas que utilizaba para su arte intoxicara su cuerpo, a tal punto de hacerlo padecer hacia el final de su carrera.
Sin embargo, su obra culta y refinada, que despertara buenos comentarios en el país y en el exterior, quedarán para siempre.
Ramón Banús nació en la ciudad de Guatemala en 1938. En 1952, ingresó a la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP), graduándose cuatro años después. Posteriormente, estudió en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, España.
También realizó estudios por otros países de Europa, lo que le abrió las puertas para montar exposiciones individuales en varios países, como Italia, España, Austria, Portugal, México, El Salvador y, por supuesto, Guatemala.
En Italia fue donde más desarrollo tuvo de su carrera, de donde se nutrió del arte renacentista de los grandes maestros, absorbiendo ese arte y trasladándolo a una estética propia. Dominó prácticamente todas las técnicas de pintura, desde el lápiz y la tinta, hasta el óleo y técnicas mixtas, pasando por la acuarela y el pastel.
Su obra se caracteriza por el detalle y la paleta de colores muy particular, evocando tonalidades renacentistas, aunque con escenas propias del ámbito guatemalteco y también italiano. Además, sus líneas y trazos lo han identificado como uno de los artistas más finos, pulcros y refinados de Guatemala.
Tras una larga estancia en Italia y Europa, en 1963 retornó a Guatemala para mostrar su primera colección en el país, aunque siempre estuvo alternando su estancia entre nuestro país y Europa.