El director Yoshimitsu Morita, cuyas películas delinean la sinrazón y vulnerabilidad de la conformista vida cotidiana en Japón, falleció ayer. Tenía 61 años.
Morita, quien se ganó el elogio internacional por su prolífica carrera de 30 años, murió ayer por una falla hepática aguda en un hospital de Tokio, dijo Yoko Ota, vocera de Toei Co., productora de su trabajo más reciente, el cual será estrenado el próximo año.
Aún no se deciden los preparativos fúnebres. Le sobrevive su esposa Misao.
Las cintas de Morita eran claramente japonesas, mostraban la frágil belleza de la psique humana y el paisaje visual del país mientras se burlaban atrevidamente de su ridícula tendencia hacia una rígida burocracia y una jerarquía ritualista.
Morita causó sorpresa entre los cinéfilos de todo el mundo con su película «Family Game» de 1983 estelarizada por Yusaku Matsuda, actor de «Black Rain», como un tutor poco convencional que logra una alentadora relación con un joven en una familia estereotípica de clase media.
Su asombrosa cinematografía, que se enfoca en filas y filas de apartamentos idénticos y personas cenando solemnemente sentadas lado a lado, fue una excitante parodia de los valores familiares japoneses.
Sus películas fueron proyectadas en muchos festivales de cine internacionales, entre ellos los de Berlín y Montreal.
Entre sus cintas se encuentran «Tsubaki Sanjuro», una nueva versión de 2007 del clásico de 1962 del director Akira Kurosawa, así como películas basadas en novelas como la poética «Sorekara» de Soseki Natsume y «Shitsurakuen» de Junichi Watanabe.
«Bokutachi Kyuko A Ressha de Iko», una comedia sobre amantes en un tren con Kenichi Matsuyama, de «Norwegian Wood», de Tran Anh Hung, será estrenada el próximo año, dijo Toei el miércoles.