Fallece la única sobreviviente de masacre


Archivo. La señora Rufina Amaya (D) es vista en esta foto de diciembre de 2001 durante un funeral de ví­ctimas de la masacre del Mozote en el departamento de Morazán, El Salvador.

Rufina Amaya, la hasta ahora única sobreviviente de la masacre de El Mozote cometida por el ejército salvadoreño contra más de mil campesinos, falleció ayer de un paro cardí­aco en un hospital del este de El Salvador, informaron organismos de derechos humanos.


Amaya de 64 años, falleció a las 14H30 locales (22H30 GMT), en el hospital San Juan de Dios de la ciudad de San Miguel y sus restos son velados en su residencia ubicada en el municipio de Jocoatique, en el departamento de Morazán.

Con su testimonio, Amaya desnudó en 1991 la masacre de El Mozote, cometida por efectivos entre el 11 y 13 de diciembre de 1981 cuando el ahora proscrito batallón Atlacatl arremetió contra mujeres, ancianos y niños, en esa comunidad del departamento de Morazán, a unos 200 km al este de San Salvador.

La masacre conmovió a la comunidad internacional, por la barbarie y porque se cometió contra indefensos civiles que fueron acusados de «guerrilleros izquierdistas».

Tras la contundente declaración de Amaya, la oficina de Tutela Legal del Arzobispado de San Salvador, comenzó un proceso judicial que permitió con la ayuda de antropólogos argentinos la exhumación de una parte de las osamentas de las ví­ctimas que fueron enterradas en fosas comunes.

En diciembre último, Tutela Legal, pidió a un tribunal reabrir las investigaciones de la masacre de El Mozote y solicitó la detención de once oficiales retirados del ejército.

Hasta diciembre, se habí­an identificado 809 de las más de mil ví­ctimas.

El caso judicial por la masacre de El Mozote fue archivado por un tribunal el 1 de septiembre de 1994, en virtud de una ley de Amnistí­a, promulgada en 1993 que perdonó crí­menes cometidos durante la guerra civil (1980-1992).

La Procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos, Beatrice Alamanni, calificó el deceso de Amaya como «una gran tragedia», por cuanto «fue una muerte prematura.

«Fue una mujer valiente y ha muerto en marzo, mes en el que conmemoramos un aniversario más del asesinato de monseñor Oscar Arnulfo Romero (arzobispo de San Salvador, asesinado el 24 de marzo de 1980)», destacó la procuradora.