Facundo entre lí­neas


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“Estar muerto es ser la presa de los vivos.” J.P. Sartre

—Justo en el instante que expiraba, otro Facundo Cabral era concebido en un seno materno de cualquier rincón del mundo. Para cantar, para reí­r…

René Leiva

 


—Más que lo fugaz de la vida, ahora nos une la eternidad de la muerte.
—Para qué crear un sistema filosófico, ¿verdad, Facundo?, cuando muchas filosofí­as se reducen a unas pocas frases más o menos célebres, para sobrellevar la vida, soportar a los otros, hacerle muecas a la muerte. Frases que el uso pervierte y el tiempo desgasta.
—Facundo amó la paz. Fue aquella paloma que lo mismo se posa en un campanario abandonado que en la cornisa labrada de un palacio en fiesta.

—Si  la filosofí­a usa lenguaje poético en compañí­a de música, se hace digerible, para todos; trasciende el oí­do y los vericuetos del cerebro. Cantor incluido.

—Qué lejos y qué ajeno a raperos, roqueros, gruperos y demás residuos fragorosos.
—A la postre, todos conocimos a Facundo Cabral; incluso fuimos sus amigos, compañeros de viaje, coincidimos en hoteles, aeropuertos… Tuvimos largas y amenas conversaciones, intercambiamos experiencias, anécdotas curiosas. Como aquella vez que… O  cuando…

—“ícono” le llaman los idólatras; “mito” los mitómanos;  “leyenda” los pobres de espí­ritu; “í­dolo” los incensarios profesionales; “fetiche” los que padecen mal de ojo. Falsos ateos.
—Yo puedo amar a mis enemigos, pero no, nunca, a los asesinos de Facundo, y de las 20 ví­ctimas mortales diarias.
—Facundo construyó un baluarte itinerante, tornasol y sonriente de resistencia a la alienación, el consumismo irracional, el capitalismo bestial, a la automatización  humana, al armamentismo y guerrerismo, a los abusos del poder económico, polí­tico, cultural…—Los encasilladores profesionales le llaman “í­cono”, una etiqueta deshumanizadora, devaluada, designificada, con tramposa fecha de caducidad.

—Se creó una coraza amable, conceptual, poética y mí­stica contra las adversidades de toda edad, contra ese infierno que son los otros…Pero no contra la vida ni contra un utópico “hombre nuevo” que no le cupo en el corazón.
…Su voz “mejoró” con los años, se hizo la voz encontrada, esa voz última a la que dio  alcance en una de tantas vueltas del tiempo.
—Socialmente, éticamente, Facundo Cabral encarnó, entre otros, aquella  “soledad solidaria del poeta” atisbada por Fernando Savater.