Debido a los gastos extras que se hacen en el fin de año, grupos de extorsionadores también quieren su «aguinaldo», por lo que piden más dinero a los pilotos, según testimonios de éstos.
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Los pilotos de diferentes rutas del transporte urbano han manifestado su preocupación, debido a que pandilleros que operan en diferentes sectores exigen a los transportistas el «aguinaldo», prestación laboral válida para trabajadores formales, pero que los mareros exigen como si fuese una entrada segura.
Esto en el marco de un año de extrema violencia para los pilotos, en donde han muerto más de un centenar de choferes, víctimas de pandilleros que los extorsionan con grandes sumas de dinero, a cambio de no asesinarlos.
Hoy la violencia contra pilotos cobró la víctima número 125 del año, cuando Carlos Eduardo Soto González fuera asesinado. í‰l, de 47 años de edad, conductor y dueño de su unidad de transporte colectivo, sufrió la descarga de balas, presuntamente por no haber pagado la extorsión.
Como parte del ataque, también resultó herido el ayudante, Luis Armando Chan Ixel, de 28 años de edad, y que fuera trasladado a un centro asistencial por Bomberos Municipales.
A consecuencia de ello, los pilotos de esa ruta, de Montserrat a Tierra Nueva, pararon labores. Cuando estaban reunidos para llorar y conversar sobre la muerte de su compañero, comentaron a Diario La Hora que en esta época navideña, los extorsionadores están exigiendo un pago de 45 mil quetzales, por concepto de aguinaldo.
Según refieren los mismos pilotos, semanalmente están pagando 900 quetzales, aunque algunos aseguran que, a pesar de pagarlos, han sufrido de los ataques, sin respetar el «acuerdo» con los extorsionadores.
MENOR DE EDAD
De acuerdo con los testigos presenciales del hecho violento de hoy por la mañana, Soto González fue víctima de un menor de edad, quien había ingresado a la unidad de transporte como pasajero normal. Sin embargo, a medio camino, se paró de su asiento y se acercó al piloto, propinándole los balazos que le dieron muerte.
El piloto aún intentó huir, pero no logró hacerlo, mientras que el ayudante corrió con un poco de mejor suerte. El homicida, al cometer el hecho, huyó.