Exportaciones sin costo de producción


Son el motor de nuestra economí­a, motor bastante dinámico y dependiente que continuará funcionando de esa misma manera, sin costos para ninguna empresa, pero sí­ precios altos de hasta vidas humanas para las familias.

Luis Arevalo
usacconsultapopular@gmail.com

Guatemala, paí­s exportador de materias primas, entre los que figuran: café, azúcar, cardamomo, banano y por supuesto la mano de obra barata.

Poco más del millón de guatemaltecos radica en la principal potencia mundial, desde dónde enví­an a su familia gran parte de los recursos obtenidos por su esfuerzo, destinados por éstas para la satisfacción de necesidades básicas y algunas otras para vivir de manera ciertamente cómoda.

Las remesas familiares ocupan el segundo rubro por ingreso de divisas al paí­s, corriendo el riesgo de poder ocupar el primero.

Esto le da a nuestra economí­a una dinámica dependiente extremadamente grave, por motivo de que las familias ocupan estos recursos en gastos de funcionamiento y no en inversión productiva, entre otros.

Compra de un vehí­culo, «buena ropa», el último celular que ha salido al mercado, adquisiciones en los comerciales de mayor prestigio.

A esto se reduce lo que algunos se ganan de manera sacrificada, realizando los trabajos «que ningún estadounidense quiera hacer» dirí­a el presidente Bush.

El paí­s de la libertad, le llaman algunos, porque se puede comprar cuanto se quiere.

Casi 50 mil compatriotas han sido devueltos al paí­s en lo que va del año, entre expulsados de Estados Unidos y detenidos en el camino. Se espera el doble según Mauro Verzeletti de la Pastoral de Movilidad Humana, de la Conferencia Episcopal.

En 8% han superado las remesas del mes de mayo pasado a las del mismo mes el año anterior y nunca ha disminuido la cantidad total, simplemente varí­a en números positivos.

Sin derechos laborales, corriendo altos riesgos en la jornada, lejos de los seres importantes para su vida, con la alegrí­a de la realización por luchar por su familia, con la nostalgia y deseo por estar de vuelta en su paí­s y con su gente, así­ corre cada dí­a para la mayorí­a guatemaltecos y guatemaltecas que se han visto en la necesidad de emigrar.

Son el motor de nuestra economí­a, motor bastante dinámico y dependiente que continuará funcionando de esa misma manera, sin costos para ninguna empresa, pero sí­ precios altos de hasta vidas humanas para las familias. A menos que, en nuestro paí­s se inicie con polí­ticas en favor real de la población, para que ese 10% aproximado de guatemaltecos que residen fuera del paí­s, movidos por los deteriorados salarios nacionales, puedan regresar a su patria y poder tener una vida digna. Y que las más de 3.4 millones de personas beneficiadas por las remesas puedan acceder a un empleo con garantí­as sociales y económicas duraderas que, también se realicen para el resto de la población.