La información documentada confirma que varios exagentes de la Policía Nacional Civil (PNC) forman parte de las estructuras criminales, debido a que las bandas delincuenciales aprovechan la falta de condiciones de retiro de los miembros de la institución policial, así como la información y conocimientos de las interioridades de la PNC.
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El 24 de enero, una banda dedicada al contrabando de combustible fue desarticulada por la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y el Ministerio Público (MP); en las detenciones figuraba el nombre de Emilio López Velásquez, un exmiembro de la PNC.
Según las pesquisas, el expolicía era el enlace para sobornar a las autoridades, y formaba parte de una estructura delictiva de seis personas.
Un caso similar se suscitó el 23 de noviembre de 2011, fecha en la que tres personas, entre estas Vitalino López Hernández, un exagente de la PNC, fueron detenidas por realizar un allanamiento ilegal, en una casa de la zona 8.
Los sindicados robaron Q1 mil y un arma de fuego, además golpearon al propietario del inmueble. Los civiles aprehendidos fueron Marvin Estuardo Soto Pérez y Marta Sagastume Herrera.
El 9 de junio de 2010, las autoridades detuvieron a los exservidores públicos José Domingo Oxlaj y Francisco Martín Sánchez, así como a otro hombre.
Los capturados fueron acusados de secuestrar a una persona que compraba medicamentos en una farmacia. Las denuncias de la población permitieron que la Policía detuviera al grupo, en la Avenida Bolívar y 28 calle de la zona 8.
Helen Mack, ex comisionada para la Reforma Policial, opina que los otrora policías se convierten en un grupo vulnerable de captación para la criminalidad, principalmente porque no existe un plan de retiro estable.
“Lo que sucede es que para que los policías puedan recibir su jubilación tardan hasta cinco años (con suerte), entonces en ese ímpetu ellos empiezan a involucrarse en otras actividades, precisamente por la incapacidad de la Policía de proveer incluso un retiro muy digno. Esa parte es muy importante ponerle atención porque tiene una repercusión”, destacó Mack.
La entrevistada dice que por eso estaba previsto entre los planes de mediano y largo plazo, hacer una medición de riesgo del policía, que consistía en conocer la tendencia violenta del elemento, su capacidad física, si estaban enfermos, discapacitados, entre otros.
Según se indica, la información que manejan los policías, los conocimientos internos de la institución, los coloca en una posición de riesgo, pues el crimen puede abastecerse con ello y aprovecharlo.
Uno de los factores “muy importantes”, según la excomisionada, es la adecuada elección de los aspirantes a policías, pues deben ser personas con vocación y deseos de convertirse en agentes, lo cual se determina a través de las pruebas psicológicas, concluye.