Explosión de color en la National Gallery de Londres


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La eterna búsqueda de la belleza y la permanencia de los colores fue una constante en la pintura occidental desde la Edad Media a finales del siglo XIX. Ahora, la National Gallery de Londres ilustra esta evolución con la colorida muestra «Making colours».

LONDRES /Agencia DPA

A partir de mañana, el ala Sainsbury de la prestigiosa pinacoteca mostrará como por ejemplo el lapislázuli, que a lo largo de los siglos se utilizó para conseguir el azul, se importaba casi exclusivamente de Afganistán y era «más caro que el oro».

El visitante aprenderá a través de las salas cómo se conseguían tonalidades desde el bermellón al rojo cadmio, el amarillo, naranja, púrpura o verde veronés, hasta la sala final en plata y oro.

Y es que aunque tradicionalmente no se los considera «colores», los metales «tienen un papel clave en la percepción de los efectos cromáticos», señalan los organizadores de la exposición.

Así, al visitante le espera una «fantástica explosión de color», afirmó hoy el comisario Ashok Roy. La muestra une arte y ciencia de forma fácilmente comprensible, ilustrando los pasos previos a la «revolución» que supuso el descubrimiento, en el siglo XIX, de los colores sintéticos.

«Hoy en día damos por hecho los colores, pero a través de la investigación de los materiales en los pigmentos de generaciones anteriores de artistas obtenemos una mirada a las circunstancias históricas y las dificultades de su producción», añadió Roy.

Los hallazgos científicos, flanqueados por obras de la colección de la galería, ofrecen una nueva visión. Entre otros, se estudia la influencia de los textiles y la cerámica en la búsqueda del color y la obtención de pigmentos de fuentes tan diversas como minerales, colorantes o insectos.

Según las investigaciones, la búsqueda de un «azul estable» parece que fue relativamente sencilla, pero el verde resultó más complicado: hay lienzos que demuestran cómo a lo largo de los años los árboles tenían un tono más azulado que verdoso o la hierba parecía más marrón.

   Con todo, la galería demuestra con la caja de colores del maestro inglés JMW Turner (1775-1851) cómo la grandeza artística se puede lograr sin ayuda de medios técnicos.

La caja fue hallada en su estudio tras la muerte del genial paisajista y en ella sólo había un puñado de botellas coloreadas de azul, rojo y amarillo, además de pigmentos guardados en saquitos.

Un material de trabajo modesto para el que era conocido como «brillante maestro del color», señala la National Gallery.