Para las cifras trimestrales de Apple casi se podría aplicar una regla general: la empresa de la manzana gana miles de millones, pero la Bolsa se siente decepcionada. Y la publicación de los resultados del primer trimestre de este año, que tendrá lugar el miércoles, no será una excepción.
El segundo trimestre del año fiscal de Apple -de enero a finales de marzo- suele ser el periodo más tranquilo del año para el gigante tecnológico. Muchos clientes ya han comprado en la campaña de Navidad, y además este año no ha salido ningún producto estrella al mercado.
Así pues es un trimestre moderado, que en el mundo Apple significó el año pasado unos beneficios de 9 mil 500 millones de dólares y un volumen de ventas de 43 mil 600 millones, lo que hizo aumentar la fortuna de la empresa estadounidense a 145 mil millones de dólares (104 mil 900 millones de euros). Pero supuso también el primer retroceso en las ganancias de la compañía desde hacía una década.
En qué dirección irán ahora los resultados depende sobre todo de las ventas del iPhone. Desde su salida al mercado en 2007, el smartphone convirtió a Apple en una máquina de hacer dinero y sigue siendo responsable de más de la mitad de su negocio.
La revista «Fortune» suele compilar las estimaciones de los expertos y analistas sobre las ventas de iPhone. Los pronósticos para este último trimestre apuntan a unas ventas de entre 34 y 42 millones de teléfonos, en la línea del mismo periodo de 2013, cuando se vendieron 37.4 millones de unidades. El mercado de los smartphones aumentó al menos un tercio, de lo que se deduce que el crecimiento del sector no se está reflejando en las ventas de Apple. También en volumen de negocios y beneficio se esperan cifras similares a las de hace un año.
El probable estancamiento de las ventas del iPhone se debería sobre todo a dos motivos: el precio y el tamaño de la pantalla. El crecimiento del negocio de los smartphones procede sobre todo de los países emergentes y en desarrollo, donde triunfan los teléfonos baratos. En esos mercados triunfan fabricantes asiáticos con modelos económicos y gigantes como Samsung, con sus modelos baratos, y domina el sistema operativo de Google, Android. Apple apuesta sin embargo en esos mercados por su modelo 4s, que ya lleva dos años y medio a la venta.
«Los clientes quieren algo que no tenemos», reconoció Apple hace una año durante una presentación interna, en referencia al crecimiento de los modelos de bajo coste y grandes pantallas.
Pero el presidente de Apple, Tim Cook, sigue negándose a fabricar un iPhone con un precio claramente más bajo, por temor a que socave el mercado «premium». El pasado otoño sacó al mercado el iPhone 5c, con carcasa de plástico y algo más barato, pero la diferencia de precio con el iPhone 5s era tan escasa que muchos prefirieron optar por el modelo de gama alta.
«Siempre hay una gran parte de baratillo en el mercado. Nosotros no estamos en el mercado de baratillo», afirmó Cook durante una entrevista publicada en septiembre en la revista «Bloomberg Businessweek». En lugar de ello, quiere luchar «como loco» por los clientes exigentes. En ese segmento de precios elevados el iPhone es el rey, pero también aumenta la competencia. Samsung acaba de sacar el Galaxy S5, con una gran pantalla y todo tipo de software. Casi todos los nuevos smartphones que llegan al mercado tienen una pantalla mayor a la del iPhone, de 4 pulgadas (10.16 centímetros).
Esto último podría cambiar en la siguiente generación de iPhones. Según informaciones de prensa, Apple prepara modelos con pantallas de 4.7 y 5.5 pulgadas (casi 12 y 14 centímetros). En las últimas semanas ya circularon en la red fotografías de plantillas para modelos más grandes de iPhone, supuestamente tomadas en fábricas. Todavía está por ver si las imágenes son reales y si suponen que Apple podría actualizar su modelo insignia antes de lo previsto, en septiembre. O si con un colchón de unos 160 mil millones de dólares que aumenta cada trimestre, la empresa de la manzana sigue sin tener prisa.