Estudiantes de la Universidad Claremont McKenna de California estaban estudiando el efecto del microcrédito para combatir la pobreza, luego de los experimentos que empezaron en Bangladesh, y decidieron que la mejor forma de entender el fenómeno global de la pobreza era vivir en ella. Viajaron a Guatemala para establecerse en la comunidad de Peña Blanca y subsistir con menos de un dólar al día, cantidad que según los organismos internacionales define la línea de la extrema pobreza.
El documental, “Living On One Dollar A Day” se puede encontrar en You Tube y es ilustrativo de lo que significó para esos dos estudiantes universitarios de Estados Unidos, de clase media y preparándose seguramente para ser buenos emprendedores en el futuro, la experiencia de compartir con una de las comunidades pobres de nuestro país, asumiendo las mismas condiciones de vida y sufriéndolas por dos meses.
Una experiencia muy distinta, desde luego, a la que se tiene en el sector dominante del país, el que toma las decisiones desde las poltronas ministeriales o empresariales para marcar la vida y el futuro de miles de familias que, viviendo en otro mundo separado de la opulencia y de las comodidades, tienen que pagar las consecuencias de medidas que se adoptan sin entender, por puro desconocimiento, la forma de vida de los habitantes del país.
Sería importante que quienes quieren tomar decisiones que afectan la vida de los habitantes de Guatemala pudieran al menos compartir los problemas de las comunidades y enterarse de qué es lo que más falta les hace, cuáles son sus aspiraciones y sus sueños. Un par de meses de experimentar esas formas de vida tan ajenas al entorno privilegiado de los sectores dominantes haría una gran diferencia en la concepción que tenemos de nuestro país y la forma de ver los problemas que debemos enfrentar.
Porque hoy en día nadie repara en esa otra Guatemala que conocieron a fondo los estudiantes californianos que vinieron a hacer un experimento universitario para entender la vida en extrema pobreza. Y como bien relata la nota que hoy publicamos, esa “línea de pobreza y pobreza extrema” es en realidad ridícula porque aun gente que tiene ingresos superiores a los dos dólares diarios en nuestro país no puede ni siquiera cubrir sus necesidades alimenticias básicas, no digamos otras necesidades también vitales.
Arropados en la comodidad del mundo moderno, con la cultura y preparación del primer mundo, nuestros dirigentes deciden sin saber qué efecto tienen sus medidas en la gente más pobre y necesitada. Por eso cada día se aumenta el contraste porque todo apunta a mejorar a los que ya están bien, a expensas de los que nada tienen. Reflexionemos un poco, que mucha falta nos hace.
Minutero:
Es falso que la pobreza
sea siempre por pereza;
el que nace en la miseria
siempre está en la periferia