Contados casi todos los votos, el exjefe militar de Egipto obtuvo una victoria aplastante sobre su único rival en las elecciones presidenciales de su país con más del 92% de los votos, pero el candidato derrotado, aunque reconoció el resultado, dijo que las cifras de participación electoral difundidas por el gobierno no son creíbles.
El izquierdista Hamdeen Sabahi dijo que se cometieron graves irregularidades, aunque no las suficientes para modificar el desenlace, que fue una victoria abrumadora para el mariscal de campo retirado Abdel Fata El Sisi.
El Sisi obtuvo más del 92% de los votos, en tanto Sabahi consiguió el 2.9%, de acuerdo con la campaña ganadora.
Pero Sabahi expresó que la cifra de participación electoral del 46% anunciada por el presidente en funciones Adly Mansour «es un insulto a la inteligencia de los egipcios».
Sabahi había denunciado previamente que ciertas medidas del gobierno, como la extensión de los comicios a una tercera jornada, intentaban agrandar las cifras de manera ilegítima.
La victoria de El Sisi nunca estuvo en duda, pero el oficial de infantería había contado con una alta participación para legitimar su derrocamiento, en julio pasado, del primer presidente elegido en comicios libres, el islamista Mohamed Morsi.
En un comunicado hoy, Mansour indicó que se había logrado esa legitimidad. Anunció una participación del 46%, la cual, dijo, revelaba «un amplio consenso» a favor de la hoja de ruta política elaborada por los militares después del derrocamiento de Morsi. Agregó que la votación estuvo libre de «inconducta grave».
La participación es inferior a la del 52% alcanzado en las elecciones de 2012 ganadas por Morsi, y está aún más lejos de la aspiración de El Sisi, quien en su última entrevista de campaña expresó el deseo de que más de 40 millones de los 54 millones de empadronados fueran a votar para «mostrarle al mundo» su apoyo al proceso.
Tanto los islamistas, antes la organización política más poderosa del país, como ciertos grupos juveniles seculares «revolucionarios» habían llamado a boicotear las elecciones.
Con todo, El Sisi puede alardear de un caudal de votos impresionante: 23.38 millones, de acuerdo con su campaña. Hace dos años, Morsi había obtenido 13 millones de votos. Su único adversario, el izquierdista Hamdeen Sabahi, obtuvo 736 mil, en tanto 1.03 millones fueron anulados.
Luego del cierre de los comicios, varios miles de partidarios de El Sisi salieron a festejar en la plaza Tahrir de El Cairo, donde nació la insurrección que derrocó en 2011 al autócrata Hosni Mubarak. Hubo festejos similares en Alejandría, sobre el Mediterráneo y otras ciudades al norte de la capital, así como en Fayoum, al suroeste.
Pero las medidas insólitas tomadas por el gobierno para aumentar la afluencia pusieron en duda la magnitud del apoyo al nuevo presidente.
El primer día de votación se registró una afluencia del 15%, por lo cual las autoridades declararon la segunda jornada un feriado y amenazaron con multas a quienes no votaran. El tercer día, la jornada adicional, se decretó la gratuidad del transporte público.