Además de ser uno de los más prestigiosos médicos radiólogos del continente; el doctor Francisco Arredondo es un exitoso empresario con sensibilidad social; incursionó en política partidista cuando pretendió ser candidato presidencial hace cuatro años, sin contar con que los dirigentes del partido que le ofrecieron la candidatura presidencial lo dejarían chiflando solo en loma de la ingratitud, después de haber invertido prudentemente en su precampaña electoral, y figuró de presentador de un programa televisivo de entrevistas, conduciéndolo con seriedad y respeto a sus invitados.
Ahora se prepara para ser el próximo Ministro de Salud Pública. Sus credenciales son de fiar, tanto en su vida privada como en sus actuaciones públicas; pero uno se pregunta si su excelente hoja de vida será suficiente para dirigir uno de los ministerios de Estado con un presupuesto de alrededor de Q5 mil millones anuales y con multiplicidad de problemas estructurales y coyunturales sin el riesgo de que caiga en la trampa de los políticos del partido oficial y de la oposición y de los empresarios contratistas dispuestos a cualquier maniobra, por inescrupulosa que sea, con tal de lograr sus aviesos propósitos.
Arredondo asumirá el cargo con las mejores intenciones, según lo ha anunciado en entrevistas de prensa; pero no bastan los mejores propósitos sino que es indispensable que sepa que el terreno que pisará está minado, y para ello deberá obtener un diagnóstico de todas y cada una de las más de cien unidades ejecutivas del Ministerio, entre hospitales y área de salud, para establecer sus fortalezas y debilidades.
No lo será fácil al doctor Arredondo distribuir equitativamente y con base a prioridades su presupuesto, ni mucho menos lidiar con más de dos decenas de sindicatos de trabajadores, algunos de los cuales efectivamente hacen honor a su nombre, en el sentido de que se dedican a velar por los intereses de sus agremiados y por la obligación de éstos de cumplir con sus compromisos en calidad de servidores públicos, mientras que otros han deslegitimado sus funciones y proceden más como pequeños partidos políticos que sólo persiguen prebendan, sin tener conciencia de que los usuarios de las instituciones en las que están contratados son parte de la población más pobre y abandonada del país que padece de las más disímiles enfermedades.
Como en cualquier empresa, hay trabajadores que se exceden en sus deberes porque se sustentan en la mística de su labor; otros que cumplen estrictamente con sus obligaciones, y muchos otros que sólo exigen incrementos salariales y se valen de cualquier artificio para holgazanear.
Exigentes desafíos esperan al nuevo ministro, incluyendo, también, lograr una buena relación con la comunidad internacional, para lograr donaciones, y otros retos más para los cuales Arredondo tendrá que trabajar excesivamente.
(El proletario Romualdo Tishudo me dijo que no pudo disfrutar de un mejor domingo que el de ayer, pues comenzó en la madrugada con la victoria de los blaugrana del Barí§a, su servicio religioso de la mañana y terminó con el triunfo de los rojiazules del Municipal).