Corea del Norte descartó todo encuentro bilateral, reclamado por Japón al margen de la próxima ronda de negociaciones multilaterales, mientras Tokio no haya levantado sus sanciones, indicó un responsable norcoreano citado por la agencia de prensa japonesa Kyodo.
«Al imponer sanciones, el gobierno japonés se priva de la posibilidad de contactos e intercambios en todos los sectores», declaró Ri Pyong-dok, un especialista de Japón en el ministerio norcoreano de Relaciones Exteriores, en una entrevista otorgada a la agencia Kyodo fechada en Pyongyang.
«Es mi opinión personal, pero no creo que las sanciones y el diálogo puedan coexistir», destacó Ri.
Luego del ensayo nuclear norcoreano del 9 de octubre, Japón impuso un embargo comercial total contra Corea del Norte.
Japón, uno de los seis países involucrados en las conversaciones sobre la crisis nuclear norcoreana (con las dos Coreas, China, Estados Unidos y Rusia), quiere que Pyongyang acepte discutir su renuncia a sus ambiciones nucleares antes de volver a la mesa de negociaciones, que podrían reanudarse a mediados de diciembre.
Las autoridades niponas se niegan a reconocer a Corea del Norte el estatuto de potencia nuclear a pesar de su reciente ensayo atómico.
«Esas discusiones de las seis partes fueron lanzadas con el objetivo de (que Corea del Norte) renuncie al arma nuclear», declaró el viernes el ministro japonés de Relaciones Exteriores, Taro Aso.
«Sería absurdo reanudar las discusiones de las seis partes a menos que Corea del Norte aceptase ciertas condiciones respecto a su regreso a la mesa de negociaciones», agregó el canciller nipón.
Por otra parte, Japón quiere una reunión bilateral con las autoridades norcoreanas, al margen de las conversaciones multilaterales, sobre la cuestión de los ciudadanos japoneses secuestrados por Corea del Norte durante la Guerra Fría.
Corea del Norte reconoció haber secuestrado a 13 japoneses en los años ’70 y ’80 para que formasen a espías norcoreanos en el idioma y la cultura de Japón. Después de haber liberado a cinco de ellos en 2002, las autoridades norcoreanas afirmaron que los otros ocho habían fallecido.
Pero ante la falta de pruebas convincentes, los familiares de los secuestrados siguen pensando que sus hijos o parientes están vivos y son prisioneros de la dictadura norcoreana.
La dolorosa cuestión de los secuestros de japoneses durante la Guerra Fría es para Japón el principal obstáculo a la normalización de las relaciones bilaterales.
Este caso es uno de los caballos de batalla del nuevo primer ministro conservador japonés Shinzo Abe, quien debe su popularidad a la línea dura que preconiza contra Corea del Norte.