Ex pandilleros sólo buscan una oportunidad de trabajo


Ex pandilleros hacen una señal que los caracterizaba como mareros, pero que ahora buscan alejarse del vandalismo para iniciar un proyecto de empresa. AFP Eitan Abramovich.

Alejados de las pandillas juveniles, pero marcados por la violencia o los tatuajes que pusieron en sus cuerpos cuando integraban esas bandas, medio centenar de guatemaltecos apuestan a cambiar ese capí­tulo de su vida al aceptar un trabajo que tení­an vedado por su pasado.


Los 50 jóvenes, entre ellos siete mujeres, dejaron las pandillas hace algún tiempo y forman parte del denominado Proyecto-200, continuación de uno anterior en que empresas multinacionales y locales brindaron empleo a 100 personas para que puedan reinsertarse a la sociedad.

«Yo creo que sí­ se puede soñar y se pueden alcanzar esos sueños. Soy madre soltera y quiero darle lo mejor a mis hijos para que no hagan lo que yo hice, que sean gente de bien y no de mal», dijo a AFP Blanca Esteban (30 años), una mujer reconvertida al evangelio que dejó su pandilla hace cinco años.

«Hice muchas cosas, estuve en prisión por un delito que no quiero decir, pero sé que nosotros también necesitamos una segunda oportunidad», agregó, tras indicar que desde la niñez se involucró a esos grupos y ahora es madre de cinco niños, el mayor de 15 y el menor de apenas dos años.

«Yo no querí­a estar en mi casa sino en la calle. No viví­ con mis papás sino con unos tí­os donde habí­a mucha violencia y bebidas, por eso me metí­ a la pandilla cuando tení­a 15 años, porque ellos me daban cariño, pero era cariño con violencia», dijo a AFP otro ex pandillero que evitó dar su nombre.

«He cambiado para bien, en las pandillas tení­a tres caminos: el hospital, la cárcel o el cementerio, gracias a Dios no llegué al tercero», agregó, mientras indica que dejó su banda hace cuatro años y ahora es padre de una niña de dos.

Las pandillas juveniles crean terror y muerte en los barrios marginales donde operan. Se estima que en Guatemala unos 50.000 jóvenes están involucrados en las distintas bandas, las más sanguinarias la Mara Salvatrucha y la Mara-18.

Ahora son 150 los ex integrantes de pandillas que están trabajando en empresas de prestigio. Antes que termine 2009 los 50 jóvenes restantes tendrán que ser colocados en otras firmas que participan en esta iniciativa.

Para formar parte de ese grupo, los jóvenes tienen que tener como mí­nimo un año alejado de la pandilla, no tener antecedentes pendientes con la justicia y deben someterse a un examen para determinar su estado sicológico.

El modelo ya se aplica desde setiembre en San Pedro Sula, Honduras, y en enero se lanzará otro similar en la capital hondureña, Tegucigalpa, mientras que en El Salvador será lanzado posiblemente en febrero.

El proyecto es una iniciativa del Comité Coordinador de Asociaciones Agrí­colas, Comerciales, Industriales y Financieras (Cacif), junto al Programa Desafí­o Joven de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID), la Asociación Alianza Joven y el gobierno de Suiza.

«Lo que se busca es que retomen el rumbo y puedan tener otra oportunidad en la vida en un mundo de paz y que sean un ejemplo a seguir por otras personas que siguen en las pandillas. Por eso la misión continúa», dijo a AFP el director ejecutivo del Cacif, Roberto Ardón.