Ex oficiales del Ejército trastocaron la SAAS


Ricardo Marroquí­n (Fue tomada por Carlos)

Lucy Barrios

Hace ocho dí­as el Presidente de la República reveló que era ví­ctima de espionaje tras haber descubierto una serie de dispositivos en Casa Presidencial, su despacho privado y en su propia residencia, situación que motivó la renuncia del encargado de su seguridad, Carlos Quintanilla, su amigo y financista, a quien sustituyó por el ingeniero Ricardo Marroquí­n Rosada, quien fue juramentado como nuevo Secretario de Asuntos Administrativos y de Seguridad de la Presidencia, institución que fundó en el año 2000.


Con marcador en mano, el nuevo titular de la SAAS señala que para recuperar a la institución se necesita una estructura jerárquica, disciplina y mí­stica.

Para conocer cómo encontró la SAAS, cuáles son los retos que enfrenta, Marroquí­n Rosada nos abrió las puertas de su despacho en Casa Presidencial y al concedernos en exclusiva la primera entrevista, nos comenta que uno de los mayores problemas que enfrenta la institución obedece a que ex oficiales del Ejército, a quienes sustituyó, trastocaron la institucionalidad del ente encargado de brindar la seguridad al mandatario, vicemandatario y sus familias.

Pregunta: ¿En 2004 cómo dejó la SAAS?

Respuesta: Fue un proceso de cuatro años de formación en el que partimos de cero hasta llegar a un punto en el que se quedó formalmente constituida y capacitada para su reto y objetivo: brindar la seguridad del Presidente, Vicepresidente, la Primera Dama y sus respectivas familias.

P.: ¿La SAAS estaba en capacidad de sustituir al Estado Mayor Presidencial que era el encargado de esa función?

R.: La SAAS es producto del Acuerdo de Fortalecimiento del Poder Civil en una Sociedad Democrática y como tal se integra como un cuerpo civil. En esos cuatro años le dimos énfasis a la formación integral de todo su personal, no sólo las cuestiones técnicas. Los agentes se formaban y se logró constituir un cuerpo que considerábamos mí­nimamente suficiente para poder cumplir con esa función de brindar seguridad.

P.: ¿Qué le faltó?

R.: Estaba preparada, con una estructura jerárquica bien definida, disciplinada y con mí­stica, aspectos que le garantizaban poder cumplir a cabalidad de su misión. Habí­a un elemento que faltaba: la experiencia. Probablemente la venida del Santo Padre, Juan Pablo II, en 2002, fue su graduación, pero le faltaba experiencia para el ejercicio profesional. Desafortunadamente, en el gobierno del presidente Berger, empieza un proceso de descontrucción al no respetarse la institucionalidad, el servicio de carrera empieza a generar muchos problemas internos, hay personas que ingresan a puestos importantes sin haber pasado los procesos de selección y formación.

Poco a poco eso va desgastando a la SAAS, pero hay otro elemento, talvez es uno de lo más importantes, se termina el proceso de formación permanente.

Nosotros culminamos con una academia en pleno funcionamiento porque la formación de un cuerpo élite de seguridad es permanente, no solo hay que hablar de entrenamiento, sino de darle la técnica para que se mantenga al más alto nivel, para que esté en su punto óptimo.

P.: ¿Qué fue lo que pasó después?

R.: En los siguientes cuatro años, la academia pasa a ser parte secundaria, los agentes dejan de tener esa formación permanente y ocasionalmente se les da alguna capacitación. El diseño original contemplaba trabajar en tres grupos porque permití­a que uno estuviera en servicio, otro en descanso y otro en capacitación; pero eso se abandona y se forman dos grupos a los que se les asigna múltiples servicios, se empieza a dar otros servicios a otras personas y con ello se distrae del objetivo primordial.

P.: ¿A quienes se les prestó seguridad?

A varias personas, el abanico de servicios se abre demasiado y ello va en detrimento directo de la capacidad de los agentes y de la misma SAAS.

P.: El embajador de Estados Unidos, Stephen McFarland, afirmó que la SAAS ha fracasado. ¿Cómo encontró la institución?

R.: Cuando la misión para la que fue creada una institución no se cumple, en cierta medida podemos decir que la SAAS fracasó si no es capaz de garantizar la seguridad del Presidente. Aquí­ se colaron una serie de dispositivos electrónicos para montar espionaje, eso quiere decir que la SAAS no está cumpliendo con su objetivo. Igual pudieron ser dispositivos o explosivos u otra cosa, afortunadamente fue nada más dispositivos electrónicos. Creo que la SAAS no está cumpliendo, no ha cumplido los objetivos para los cuales fue creada; sin embargo, con un poco de esfuerzo podemos llevarla al nivel que se alcanzó en 2004 y cumplir con esos objetivos.

P.: ¿Cómo lograrlo?

La SAAS se planteó como una institución legal, legí­tima y eficiente. Lo legal se logró, hubo una ley que la respaldó; es legí­tima porque surgió producto de los Acuerdos de Paz, de un gran acuerdo nacional y además al montarla participó gente de la sociedad civil, la comunidad internacional siguió ese desarrollo y se legitimó ante la sociedad y la comunidad internacional, construyéndose como una institución eficiente.

Esto era posible lograrlo si se tení­a una institución disciplinada, con una estructura jerárquica bien definida y sustentada en todo un cuerpo que tuviera mí­stica para el cumplimiento de su misión. La estructura jerárquica, la disciplina y la mí­stica fueron seriamente dañadas. Al nombrar personas sin ninguna capacitación en puestos claves se rompió la estructura jerárquica, gran parte del problema de indisciplina permitió la violación de las normas de seguridad que la SAAS debe tener para garantizar la seguridad del Presidente.

La SAAS era reconocida a nivel centroamericano y nacional como un cuerpo élite de seguridad, se reconocí­a su capacidad técnica, su formación. Hace cuatro años, tratar de ingresar a la institución era un honor, era el lugar ideal para llegar a hacer carrera, ahora es vista como una más, no es una institución sana. Sin embargo, hay gente que añora retomar esa mí­stica, esa disciplina para hacerla otra vez una institución modelo en el ámbito de la seguridad. Hay gente que laboró en la misma y que por diferentes razones salió, pero que está con toda la disposición de volver para levantarla nuevamente. También hay un grupo de agentes que se fue incorporando posteriormente, pero que quiere sanear la institución.

P.: ¿Ya empezó el proceso de depuración?

R.: Es difí­cil y complejo decir qué es lo que hay que hacer. A pesar que he estado trabajando en el tema de la seguridad como consultor, escribiendo y haciendo análisis, esto es algo muy especializado. Estamos estudiando la estructura, estamos tratando de volverla a armar rápidamente, los cambios que estamos haciendo los hemos logrado con el propio personal que ya estaba trabajando y con algunos que estuvieron en la SAE, PNC y que conocen lo que es el servicio público y de seguridad. Es un reto importante, una tarea compleja pero no imposible.

Inmediatamente vamos a rescatar la academia como un tema transversal, todos deben pasar por la academia permanentemente, no debe haber nadie que trabaje para la institución sin haber pasado por ella, sólo así­ vamos a poder elevar el nivel del personal. Hay que restaurar la estructura jerárquica, reparar y elevar el nivel de disciplina, para eso se requiere de un liderazgo fuerte, a eso voy a abocarme porque si estoy viendo otras cuestiones y delego, el resultado no va a ser el mismo.

Si dentro de la cabeza de la estructura de la institución hay una decisión por restaurarla y buscar un buen servicio y además estoy rodeado por expertos en la materia, eso mismo va a rescatar la mí­stica.

P.; ¿Es cierto que buena parte del personal que fundó la SAAS está volviendo?

R.: Como subsecretario de seguridad fue nombrado Iván Carpio, fundador de la SAAS y Director en aquel entonces. En el área administrativa estamos en proceso de nombramientos. En todas las direcciones, que son alrededor de nueve, prácticamente ya hay nuevos encargados, en particular se han removido a los jefes del área de seguridad, no así­ en el área administrativa.

Uno de los elementos que habí­a trastocado a la SAAS es que se habí­a nombrado en todos esos puestos de dirección a ex oficiales del Ejército, con esto perdí­a ese espí­ritu original que le daban los Acuerdos de Paz al visualizarla como una institución de carácter civil. El Presidente me ha dado la misión de retomar el espí­ritu de los Acuerdos de Paz y reconstruirla como una institución de carácter civil y eficiente.

P.: ¿La seguridad del Presidente se verá incrementada?

R.: El cí­rculo uno del Presidente sigue siendo el mismo, lo que sí­ es cierto es que vamos a realizar algunos cambios para reforzar esa área. Espero empezar el proceso de formación de éste grupo para garantizar que la seguridad no sea eficiente por el sólo hecho de tener a un gran grupo sino por tener un grupo de alto rendimiento.

Una de las grandes deficiencias con las que me he venido a encontrar tiene que ver con la tecnologí­a de la que se dispone. Los radios que existen son los que se compraron en 2003 y ya están deteriorados, son insuficientes; el parque vehicular, las armas e inclusive la vestimenta del personal están deteriorados y son insuficientes. En ese tema se requiere un esfuerzo personal importante.

P.: Con esas condiciones, ¿pareciera ser que el Presidente no es una de las personas mejor cuidadas del paí­s?

R.: Por supuesto, si la seguridad del Presidente no tiene la capacitación, ni la formación necesaria, ni los medios que le faciliten cumplir con su misión, se cumple pero no se hace como deberí­a ser, el servicio es deficiente.

Estamos en un proceso de análisis de todas las debilidades para tratar de inmediato de reforzar en alguna medida la seguridad del Presidente, aunque no es algo que se pueda resolver de la noche a la mañana. Vamos a mejorar las normas y medidas de seguridad, estamos revisando las normas de seguridad de todas las instalaciones fí­sicas donde el Presidente se desarrolla, de cada una de ellas debe existir un estudio actualizado permanentemente, pero cuando pedí­ el estudio me indicaron que no existe, que no lo hay. Es más, pedí­ el estudio que mi equipo de trabajo dejó hecho en el 2004 y me indicaron que se perdió, entonces tenemos que hacer uno nuevo y eso es algo que lleva algún tiempo para hacerlo bien, después de que se hace el estudio, la implementación de todas las medidas requiere de tiempo.

P.: ¿Entonces cómo prestan la seguridad del Presidente, el Vicepresidente y sus familias?

R.: Estamos trabajando en este momento de forma coordinada con la Guardia Presidencial que está supliendo varias de las debilidades. Vamos a tratar de mejorar los controles que garantice la seguridad, a parte del equipo y aspectos de tecnologí­a que garanticen las barreras de seguridad fí­sicas necesarias.

Hay certeza de que ya no existe un dispositivo para espionaje en las esferas donde se moviliza el Presidente

Desafortunadamente no contamos con el equipo, el que nos prestaron, ya vinieron los técnicos y se lo llevaron. Estamos gestionando, de manera urgente que alguno de los paí­ses amigos nos apoye con equipo para tenerlo permanentemente o por un periodo largo. Esa revisión no es algo que se haga una vez y se diga regreso dentro de cuatro años, la revisión debe hacerse periódicamente, igual que la verificación de personal.

Es complejo porque no es con medidas electrónicas, personal eficiente y buena seguridad fí­sica como se evita, es con todo un conjunto de elementos que conllevan a la evaluación permanente de las amenazas y riesgos como se logra; sin embargo, ello es otra de las tantas cosas que dejaron de hacer.

La evaluación que es un sistema permanente de amenazas y riesgos se perdió, pero afortunadamente en la nueva Ley del Sistema Nacional de Seguridad se señala, aunque ahí­ se habla de la seguridad de la nación y en este caso es de la seguridad del Presidente.

Lo ideal es que se debe sistematizar las amenazas y riesgos al Presidente y eso se perdió. Ante ello, en este momento no podemos llevar un termómetro para definir cuando se debe extremar o bajar las normas de seguridad y si eso no existe, se está actuando en la penumbra. Este ente que hace la evaluación permanente, es un tema central en cualquier institución de seguridad, en cualquier nivel y no lo tenemos.

P.: ¿Considera que en este momento el Presidente corre algún riesgo y que como consecuencia de ello se deba incrementar su seguridad?

R.: No tenemos en este momento la evaluación de amenazas y riesgos, sin embargo, mis apreciaciones no son subjetivas: el Presidente está en riesgo porque encontramos una serie de instrumentos de alta tecnologí­a que lo espiaban. Aunque no existe el estudio, sé que hay amenazas serias sobre él y por lo tanto los riesgos de su seguridad son altos. Para evitar que eso siga sucediendo, tenemos que trabajar en contra del debilitamiento de la SAAS. Además, todas esas acciones son las que nos tienen que dar las herramientas para evitar que vuelvan a suceder hechos como el descubierto.

P.: ¿Cómo se siente volver?

R.: Es un compromiso con el Presidente, con el Estado. El Presidente representa la unidad de la nación, si algo le pasara, la gobernabilidad democrática estarí­a en grave riesgo. Esta incipiente democracia es frágil y creo que si algo le llegara a suceder al Presidente se verí­a en graves riesgos. En Guatemala no nos acostumbramos a aceptar que cada cuatro años le toca a un diferente mandatario dirigirnos a quien los guatemaltecos hemos elegido y tenemos que esperarnos, cuatro años más para poder manifestarnos por los medios que la democracia nos permite.

Algunos sectores han manifestado que su llegada a la SAAS Representa la recomposición de cuadros de la izquierda polí­tica del paí­s en la conducción de la seguridad nacional, ¿es eso cierto?

Pienso que eso es por coyuntura. Para cumplir la misión de la SAAS no se requiere ser de izquierda, ni de derecha, se requiere tener conocimiento de seguridad de altos funcionarios, experiencia en el servicio público, y en ambos temas tengo cierto nivel. El Presidente escogió a una persona por su capacidad y no por su corte ideológico.

«El Presidente está en riesgo porque encontramos una serie de instrumentos de alta tecnologí­a que lo espiaban. Aunque no existe el estudio, sé que hay amenazas serias sobre él y por lo tanto los riesgos de su seguridad son altos»

«El Presidente me ha dado la misión de retomar el espí­ritu de los Acuerdos de Paz y reconstruir la SAAS como una institución de carácter civil y eficiente»

«El Presidente está nombrando en diferentes puestos a profesionales de carrera. En el Ministerio de la Defensa, en el Ministerio de Gobernación y ahora en la SAAS lo ha hecho, no está trayendo a cuates. Si en algún momento puso a un amigo, ahora quiere enmendar el error».

Ricardo Marroquí­n.

Secretario de SAAS.

De su hoja de vida


El ingeniero Ricardo Marroquí­n Rosada, fungió como Secretario de Asuntos Administrativos y de Seguridad de la Presidencia de la República de 2000 a 2004, institución que fundó como parte de un proceso de transición de la seguridad del Presidente, Vicepresidente y sus familias, que estaba a cargo del Estado Mayor Presidencial.

En los últimos cuatro años se ha dedicado a brindar asesorí­a, consultorí­as y capacitación en el área de seguridad.

Durante el conflicto armado fue miembro de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG).

«Si no es capaz de garantizar la seguridad del Presidente, en cierta medida podemos decir que la SAAS fracasó.