Ex jueza anticorrupción lista para la presidencial


La eurodiputada y ex jueza francesa Eva Joly, que en los años 90 encarnó una imagen de la justicia enfrentada al poder, aparece -con su discurso «ético» y su recorrido atí­pico- como la probable candidata de los ecologistas a la elección presidencial de 2012.


«Sí­, las elecciones presidenciales me interesan», respondió la conocida ex jueza anticorrupción y parlamentaria europea desde el año pasado, al ser interrogada el domingo por el diario Sud-ouest.

«Unas elecciones de este tipo (…) exigen un compromiso completo. Me comprometeré si me siento apoyada por el movimiento en su totalidad», indicó Joly, nacida en Noruega hace 66 años.

La antigua jueza de instrucción se dio a conocer en los años 90 por representar una justicia que se enfrentaba al mundo de los negocios y al poder en Francia. Luego, en 2009, para las elecciones europeas, optó por ser candidata de la formación del lí­der ecologista Daniel Cohn-Bendit.

Este verano la ex jueza de instrucción ha aprovechado la atención mediática generada por la sucesión de escándalos que han afectado al gobierno, para -con su acento noruego- dejar clara su posición.

Denunciando los «escándalos del Estado», Joly fue la primera en reclamar la renuncia del ministro de Trabajo, Eric Woerth, tras revelarse un posible conflicto de intereses y sospechas de financiamiento ilegal del partido polí­tico mayoritario, la UMP.

Según ella, en «una democracia normal», este allegado al presidente francés, Nicolas Sarkozy, hubiera tenido que renunciar.

Tras la vuelta de tuerca de la polí­tica de seguridad del gobierno francés en julio, la ex jueza acusó a Sarkozy de practicar «una ética de la provocación» y «un racismo de Estado», añadiendo que estaba buscando «chivos expiatorios».

Estas posiciones silenciaron algunas crí­ticas que le hací­an al interior de su partido, como la de tener un ego desmesurado o de no ajustarse al perfil clásico de una militante ecologista.

De hecho, Gro Eva Farseth -nacida en un barrio obrero de Oslo en 1943- no ha seguido nunca el camino tradicional de las élites francesas.

Llegó a Parí­s a los 21 años como niñera de una familia burguesa, y se quedó tras enamorarse de uno de los hijos. De su matrimonio con Pierre Joly -cuyo apellido lleva- nacieron dos hijos.

Tras ser secretaria y luego jurista en un hospital psiquiátrico, Joly pasó el concurso para ser jueza a los 38 años, con lo que comenzó una carrera que la llevarí­a a conocer varios de los escándalos polí­tico-financieros más sonados de la época.

Se harí­a conocer sobre todo por su investigación del escándalo de corrupción de la compañí­a petrolera Elf, un caso por el que fue condenado en primera instancia y luego absuelto el ex ministro socialista Roland Dumas.

En 2002, Joly regresó a Noruega para asesorar al gobierno en su lucha contra la corrupción internacional y los paraí­sos fiscales.

«Siempre he tenido miedo del momento en que la realidad te señala tu lugar: eres la buena, eres la esposa, eres una madre, eres una secretaria, eres una jueza -pero dócil por favor-, tienes la edad para jubilarte. No, siempre me he resistido a este orden», escribió hace tres años en su libro «La fuerza que nos hace falta».