Si la Universidad de San Carlos de Guatemala es el resultado de la inversión de los impuestos del pueblo, es la universidad del pueblo, la justificación de existencia es servir al pueblo.
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Los 150 mil universitarios que actualmente existen son en su mayoría personas mayores de edad, por consiguiente saben que tienen derechos pero también tienen obligaciones, se han inscrito en la universidad con un fin, el de estudiar, el de prepararse adecuadamente y graduarse para ejercer una profesión liberal.
Seguramente de los 150 mil estudiantes son muy pocos los que participan en actividades políticas internas o externas como se puede constatar en las noticias de los medios de prensa, el grupo que se autodenomina Estudiantes por la Autonomía, EPA, no llegan ni al 1% de los que están inscritos. Mayor razón para que ellos y las autoridades universitarias comprendan que no pueden ni deben paralizar la actividad docente, ni perjudicar el tiempo y el esfuerzo que miles, de miles de estudiantes con sacrificio, restándoselo a la convivencia familiar, al descanso, al sueño, invierten día a día para estudiar, para atender las clases que obligadamente los docentes deben de impartirles.
La paralización de la universidad mediante la toma de hecho de parte de sus instalaciones es en detrimento de que se puedan graduar quienes aspiran así a hacerlo.
El Rector reelecto, los decanos y demás autoridades saben cuál es su responsabilidad y respetando en todo sentido la integridad física de quienes protestan deben, con el apoyo de la autoridad que sea necesaria, impedir que continúen las acciones de hecho que detienen la actividad universitaria. Continuar tolerando esas medidas los hace corresponsables del daño y perjuicio que implica para ellos como autoridades y para más de 150 mil alumnos esta situación.
El rector reelecto, los decanos y demás autoridades tienen que escoger: ¿o cumplen con sus responsabilidades, transforman y modernizan a la Usac o se dejan manipular?
La educación en el país, pero especialmente la que se imparte en la universidad pública como lo es la Usac debe de modernizarse al máximo, debe emitirse y actualizar los reglamentos estudiantiles para que los que se inscriben en una carrera sepan las reglas claras de lo que implica ser estudiante, debe establecerse como se ha hecho en Chile, Cuba y otros países de América Latina, las normas para que nadie vaya a perder el tiempo, que nadie se inscriba para así gozar de una prestación de menos horas de trabajo en el Estado en el sector privado.
El costo de lograr que un alumno pase cada curso es altísimo, el costo de lograr que se gradúe un profesional es 99 veces lo que él en lo personal paga, contribuye para estar en la Usac. De hecho, un estudiante recibe una bolsa de estudios derivada de los impuestos que la Usac percibe, si lo duda basta comparar lo que cuesta inscribirse, cursar cada materia cada año en una universidad privada.
Los planes de estudio deben de ser eficientes, la calidad académica debe superarse al máximo, los docentes no puede ni deben ser los amigos, los bien relacionados con el Rector, los decanos y lo compañeros docentes. Sólo así se tendrá la autoridad, la calidad moral para decir que cada centavo que se invierte en la Usac y consecuentemente en sus alumnos vale la pena.
La respuesta del futuro de la universidad de San Carlos de Guatemala está en las manos del señor Rector, del Consejo Superior Universitarios, de los decanos, centros educativos y de sus alumnos. Guatemala y su pueblo merecen la transformación y mejora de la Usac.