En su discurso a su país Bolivia y al mundo promete impulsar las autonomías de las regiones en lo fiscal, administrativo y judicial para su propio desarrollo interior que atiendan sus propios requerimientos y alejarlas del centralismo nefasto que impera en otros gobiernos del orbe y que no permite el crecimiento de sus economías para satisfacer sus necesidades sociales básicas. Nuestra Carta Magna permite implantar en esta Nación un sistema similar, pues el Congreso puede modificar la división administrativa del país por regiones, departamentos y municipios o cualquier otro sistema sin menoscabo de sus propias autonomías municipales. (Capítulo 8, Artículo 224 de la Constitución Política de Guatemala); claro el criterio de nuestros gobernantes es cerrado.