Estamos ante un escenario, evidente, de cómo la Ley Electoral y de Partidos Políticos es mucho más una regulación de inscripción de candidatos y de desarrollo de sufragios que el verdadero marco de la actividad política dentro de normas necesarias para poder asegurar que se vive en democracia.
Cada vez que se quiere saber sobre financistas, gastos de campaña o algún tema de ese nivel de importancia, le importa nada a los políticos porque saben que los magistrados del Tribunal Supremo Electoral saldrán a imponer la multa que dicha ley les permite y que no es más que de 125 dólares cuando se está hablando de millonarios aparatos de promoción de personajes.
Ayer, en conferencia de Prensa, el jefe de la Misión de Observadores de la Organización de Estados Americanos, José Octavio Bordón, por un lado; y el Jefe Residente de la Organización de Naciones Unidas para Guatemala, Mauricio Valdez por otro, hablaron de la necesidad de reformar la ley para permitir que las autoridades tengan herramientas para poder batallar contra los abusos de los políticos que nos han dejado unas insultantes semanas de derroche en un país donde, literalmente, la gente muere de hambre.
Se añora, eso sí, aquella OEA que con solvencia y con prestancia se venía a instalar al país en los procesos electorales y que era escuchada tal como merece un foro de altura. Sin embargo, la actual OEA está siendo representada por un aliado de los gobiernos y no de los Estados, que justificó hace unos meses en un programa con el presidente Colom que las condiciones para el proceso estaban dadas, aun con la participación que terminó demostrándose ilegal de la exesposa del presidente y que, recientemente, ha sido requerido para ser investigado por países miembros por la contratación de amigos. Ese antecedente del chileno José Miguel Insulza viene a quitarle peso a las declaraciones de Bordón. Hoy por hoy, la OEA es vista como alfombra.
Esperamos que los excesos de los que hemos sido testigos, no sean aún más en estos días de elección que se inician mañana y que terminarán en el momento en que hagan oficiales los resultados. Pero no podemos dejar pasar esta oportunidad de revisar que, evidentemente, mientras sigamos con esta Ley Electoral, no tenemos mayores oportunidades de privilegiar los proyectos de nación sobre las campañas de mercadeo.
¿Cuándo podremos tener la certeza de que elegiremos entre los mejores? Cuando la ley obligue a los políticos a hacer un gasto eficiente en propuesta y no en canciones. Mientras tanto, que siga la fiesta porque el TSE no tiene cómo obligarlos a cambiar.
Minutero:
Debe buscarse la forma /
de avanzar con la reforma; /
pero si el que la pide es Insulza /
va a salir dialtiro insulsa