El juez Villeda, desde el inicio de su gestión a cargo del juzgado Quinto del Ramo Penal, según se dice extraoficialmente actúa, en ciertos casos, con instrucciones precisas y directas de un magistrado de la Corte Suprema de Justicia que lo apadrina. Ha tratado de negar que tenga interés específico en mi contra. Ilustra lo anterior sus recientes declaraciones en mi contra y la de otras personas, indicando que “he recusado a 14 juecesâ€. Tanto es su encono hacia mi persona que omitió considerar que, desde el inicio del juicio hasta la fecha, del citado proceso han conocido menos de nueve juzgadores, incluyéndolo a él y a los jueces interinos. Estos datos los dejó perfectamente evidenciados Prensa Libre que, al publicar un derecho de aclaración y respuesta del suscrito, indicó que quien daba esas declaraciones inexactas y mentirosas era el juez Marco Antonio Villeda.
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Hay que agregarle que a pesar de haber sido varias veces recusado por distintos motivos “con un cuero de danta†se rehúsa a admitir su falta de imparcialidad y su evidente interés de pretender juzgarme a pesar de las recusaciones aún pendientes de resolver.
Otra demostración de la evidente animadversión existente de parte del juez Villeda es el hecho de haber fijado una audiencia a celebrarse el lunes 19 de septiembre, la cual no se realizó porque, según sus subordinados, se encontraba en reunión en la Corte Suprema de Justicia, excusa a todas luces improcedente por cuanto que él -y nadie más que él- fue quien fijó el día y la hora de la audiencia. Más aún, conforme a terminantes disposiciones éticas y reglamentarias, los jueces deben ser puntuales en las audiencias que señalen. No tomó en cuenta que en la programada reunión se hallaban presentes más de seis abogados entre defensores y acusadores. ¿Por qué faltarles el respeto?
Si su reunión fue para recibir instrucciones para obrar en mi contra no es el punto. Aquí lo importante es que, no obstante haber violado las disposiciones legales que le impiden continuar conociendo de un caso en tanto se tramite una recusación, agrega a la lista de agravios en mi perjuicio la violación de normas procesales y éticas, como el principio de lealtad procesal que obliga a todas las partes y a los mismos juzgadores a guardarse lealtad recíprocamente. Tal es la conclusión que se extrae al leer los motivos originalmente plasmados en la razón que los abogados del Ministerio Público, la Procuraduría General y la Contraloría no quisieron firmar.
Preguntémonos en qué juicio un juez ha fijado en menos de ocho días tres distintas audiencias como lo ha hecho el juez Villeda al fijar una audiencia el día 19 de septiembre que se suspendió por su ausencia, una segunda audiencia con menos de 24 horas de anticipación el día 20 de septiembre que por la precipitación con que fue fijada se suspendió por conflicto con los compromisos procesales de los abogados defensores y fijar una tercera audiencia el 26 de septiembre a pesar que como lo pudieron comprobar los medios de comunicación la agenda de audiencias para ese día estaba totalmente saturada. Esto contrasta con lo que hace meses realizó el juez Villeda que al suspender una audiencia que no debía haber realizado legalmente por cuanto uno de los acusados carecía de defensor y así al final él lo admitió, fijó la siguiente audiencia más allá de 30 días razonando que no tenía espacio cuando la razón era que él salía de vacaciones y no quería que otro juez conociera.
Públicamente el juez Villeda dijo “cuando se trata de políticos no se defienden jurídicamente sino que utilizan las tácticas de deslegitimar al juez en lugar de presentar pruebas para demeritar la acusación del Ministerio Públicoâ€. ¿Acaso pretende el juez Villeda que se presenten pruebas cuando no es el momento procesal? ¿Por qué no mejor admite su interés particular y su actuar que lo descalifica como juez imparcial, objetivo y competente?