Poco a poco las autoridades de la Superintendencia de Administración Tributaria, SAT, han ido comprendiendo que en Guatemala la evasión supera más que ninguna otra acción el pago de impuestos.
En todos los mercados del país, son millones de millones de quetzales diarios los que se evaden en el pago de gravámenes.
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Una cosa es que no se tenga que dar factura en las ventas al por menor y otra cosa es que ingresen todos los días camionadas de huevos, de pollo, de carne de res y de cerdo, miles de quintales de granos y todo tipo de productos al por mayor: verduras, pasas, ciruelas, harina, azúcar, aceite, café, frijol y demás leguminosas que debían de ingresar amparadas por una factura por cuanto la venta a quien después lo va a revender en el mercado es en un volumen y en una cantidad en dinero al por mayor.
Si la Superintendencia de Administración Tributaria estableciera supervisores para determinar el ingreso de esos productos, así como cámaras que grabaran y comprobaran el ingreso por todos los accesos a los mercados, en una semana se pagarían todos los costos del personal y de los sistemas, el resto del año serían ingresos que dejarían de evadirse por los grandes productores y medianos empresarios que abastecen todos los días esos centros de comercio.
La evasión no sólo se da en los mercados, también se sigue dando en los centros comerciales donde todavía continúan vendiéndose artículos sin emitir factura, por ello debería de crearse una serie de agentes encubiertos de la SAT, hombres, mujeres, jóvenes, de mediana edad y viejos que constantemente fueran y compraran en todos los almacenes sin excepción que existen en todos los centros comerciales del país y ahí se comprobaría si efectivamente se está emitiendo el ciento por ciento de los comprobantes o facturas que están obligados esos establecimientos a emitir.
Una tercera área donde existe evasión es en los restaurantes donde le pasan al cliente una liquidación que suma las bebidas y alimentos y adicionalmente le ponen el 10% o 15% de propina, este último renglón no lo incluyen en las facturas pero sin duda alguna, en un solo día, son millones de quetzales los que suman en propinas en todos los restaurantes, que no son más que el sueldo disfrazado de meseros, cocineros y personal administrativo. En muchos países es obligatorio incluir la propina en la factura y si por algún motivo no se incluye, el gobierno presume que el consumo conlleva la propina y por lo tanto ese es un ingreso sujeto al pago de Impuesto Sobre la Renta para el dueño o los empleados. Nuevamente la SAT debería hacer una auditoria constantemente de forma sorpresiva en los restaurantes y así cuantificaría lo que en promedio se produce en propinas y ese sería el porcentaje estimado que tendría que grabarse por cada día de operación.
Claro que fiscalizar y grabar a los mercados es tocarles las partes a grandes productores de huevos, pollo, carnes, aceites y demás por lo que políticamente no se quiere hacer y así se está devolviendo lo que estos señores invirtieron durante las campañas políticas. ¡Se oye o no se oye…SAT!
Y hablando de palabras y conceptos que cuesta escuchar, por qué CACIF, la Cámara de Comercio, la Cámara de Industria y demás miembros no opinan al respecto, ellos mejor que nadie saben que más lesivo que el contrabando es la evasión del pago de impuestos, porque el no ingreso de tributos afecta el área de seguridad, el área de justicia, la educación, la salud y también la infraestructura.
Adicionalmente, el Ministro de Finanzas y los miembros del directorio de la SAT son responsables de que se tomen las medidas sugeridas y las que consideren adecuadas para elevar la recaudación de impuestos.