Evangelii Gaudium


EDUardo-Blandon-2013

En los próximos días seremos bombardeados por los medios de comunicación social a causa de la reciente exhortación apostólica del Papa Francisco titulada “Evangelii Gaudium” (el gozo del evangelio).  Una exhortación que, aunque es de rango inferior a una encíclica, constituye un pronunciamiento importante por parte de la Iglesia Católica.  

Eduardo Blandón


Hay aspectos que la prensa mundial desde ya ha subrayado del texto, pero que no impide que debamos leerla para formarnos un criterio del pensamiento del actual pontífice.  El documento, la primera producción intelectual del Papa argentino, presenta pocas novedades frente a sus continuas declaraciones a la Prensa.

En primer lugar, destaca su deseo por una iglesia más sensible y solidaria con los pobres.  Propone comunidades evangelizadoras donde el seguimiento a Cristo en su simplicidad de vida sea la consigna.  Todo, aderezado con un carácter en el que brille la alegría y el optimismo.

«Un evangelizador no debe tener cara de entierro».  Con “alegría y entusiasmo, deben ir sin miedo tras los alejados, invitando a los excluidos”.  «Yo prefiero una Iglesia accidentada, herida y sucia por haber salido a los caminos, antes que una Iglesia enferma de cierre y de confort».

Igualmente, Francisco se muestra crítico con la ideología predominante de mercado.  Aboga por una estructura diferente donde el centro sea el ser humano y no el lucro, el consumo ni los intereses egoístas de las comunidades.  

“Algunos todavía defienden las teorías del “derrame”, que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto, los excluidos siguen esperando”.

A los curas les pide comprensión con sus ovejas.  Dejar toda obsesión por moralismos, refrescar las mentes y abandonar “el catálogo de pecados y errores”.  La confesión, dice, “no debe ser una sala de tortura”.  “Las homilías deben ser más “positivas que puramente moralistas o adoctrinadoras”.

“La homilía no puede ser un espectáculo entretenido, no responde a la lógica de los recursos mediáticos, pero debe darle el fervor y el sentido a la celebración. Es un género peculiar, ya que se trata de una predicación dentro del marco de una celebración litúrgica; por consiguiente, debe ser breve y evitar parecerse a una charla o una clase”.

Finalmente, quiero señalar que aun cuando su Santidad pide creatividad a los teólogos y pastores en relación a la participación de la mujer en la Iglesia, deja, como ya lo había hecho en otras ocasiones, la puerta cerrada al acceso del sacerdocio ministerial.

“El sacerdocio reservado a los hombres es una cuestión que no se discute”, observa el Papa Francisco.