En la década (1946-1952) Eva Duarte, esposa del presidente de Argentina, general Perón, junto a él, y con su apoyo, incorporó una política insólita en el quehacer nacional y social. En Guatemala se practica una emulación, muy elogiosa, al tenderle la mano a los trabajadores con salarios insuficientes para su canasta básica y a los desposeídos (en Argentina, descamisados), con los programas Cohesión Social y Mi Familia Progresa; pero inadvertidamente se alimentan con recursos ya asignados a otras áreas urgentes de atender para la sociedad en general, y con esta reducción de presupuesto prioritariamente asignado, el progreso del país se detiene. ¿Distinguida doña Sandra, acaso, sólo en una parte del pueblo se sienten los latidos del corazón, que gime, piensa y sufre?