La Unión Europea arrancó esta semana a China promesas de reducción del déficit europeo en la balanza comercial bilateral y discusiones sobre el yuan, aunque deberá esperar ahora a ver cómo se concretan esos cambios, en medio de crecientes demandas proteccionistas en el bloque.
Tras dos reuniones de alto nivel, la cumbre UE-China y la visita de una «troika» europea de responsables económicos, ambas partes decidieron el miércoles pasado instalar «mecanismos de diálogo» para reducir el déficit comercial europeo, que alcanzó 130.000 millones de euros (192.000 millones de dólares) en 2006 y debería acentuarse este año.
Para la UE, como lo explicó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, es inexplicable que el bloque exporte menos a China que a Suiza, es decir «un país de siete millones de personas» frente a un gigante de 1.300 millones de habitantes.
Si la creación de grupos de trabajo sobre el déficit y el yuan puede ser considerado un logro por los europeos, el primer ministro chino, Wen Jiabao, volvió a dejar en claro que todo cambio en la apreciación de la moneda de su país será gradual y moderado.
Los europeos saben esto, como lo reconoció el comisario europeo de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, miembro de la «troika» que viajó a Pekín, al señalar que los chinos «no pueden adoptar una tasa cambiaria totalmente flexible de un día para el otro».
Pero Almunia también advirtó que la lentitud de China para actuar «comienza a crear tendencias proteccionistas» en Europa, con una presión creciente de parte de industriales y productores para tomar represalias y cerrar las puertas a la invasión china.
En ese sentido, el comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, un británico de corte más bien liberal, admitió que Europa «no puede continuar» abriendo sus mercados «si China no muestra el mismo grado de apertura» hacia la UE, por ejemplo en materia de acceso al mercado, protección jurídica y contrabando.
Europeos y chinos mantienen varios contenciosos comerciales por dumping y Mandelson ya ha amenazado a Pekín con llevar ante la OMC (Organización Mundial de Comercio) casos de violación de los derechos de propiedad intelectual.
De todos modos, si la UE presiona a China, las dos saben que gran parte del problema pasa por otra cuestión, la caída libre del dólar, que marca el tipo cambiario del yuan y sobre el cual los europeos no logran actuar por falta de consenso entre los diferentes miembros de la Eurozona.
«El tipo de cambio es una causa hasta cierto punto, pero no es el único factor decisivo detrás del déficit comercial», dijo en ese sentido el primer ministro chino Wen, señalando la debilidad del dólar.
En efecto, desde 2005 el yuan se depreció un 8% frente al euro, al tiempo que se apreció más de 9,5% frente al dólar, producto de la profunda variación en el cambio entre el billete verde y la moneda única europea.
Si la situación mejoró para Estados Unidos, los europeos cuentan a pesar de todo con sus socios transatlánticos para conseguir que las promesas de China se hagan realidad y no se pierdan en interminables discusiones.
A tal efecto, una delegación gubernamental norteamericana encabezada por el secretario del Tesoro, Henry Paulson, tiene previsto viajar a Pekín para hablar de cuestiones cambiarias el 12 y 13 de diciembre próximos.
Wen Jibao
primer ministro chino