La Unión Europea (UE) y seis países centroamericanos, entre éstos por primera vez Panamá, iniciaron esta semana en Bruselas la que está llamada a ser su penúltima ronda de negociaciones de su Acuerdo de Asociación, con vistas a rubricarlo el próximo mayo en Madrid.
Representantes europeos y los jefes negociadores de Costa Rica, Honduras, Guatemala, Nicaragua, El Salvador y Panamá mantendrán hasta el viernes intensas reuniones a puerta cerrada, centradas exclusivamente en el pilar comercial del Acuerdo de Asociación en el que «todavía hay más diferencias por resolver» entre bloques, indicaron fuentes diplomáticas.
Por su parte, los ministros centroamericanos de Comercio o sus representantes estarán en Bruselas el martes para dar «un impulso político» a la recta final de estas negociaciones, que deben permitir concluir el primer acuerdo de la UE con el conjunto de una región, según las fuentes.
Concretamente, se reunirán con el comisario europeo de Comercio, Karel de Gucht, y se expresarán ante la delegación para América Latina del Parlamento Europeo, antes de mantener un encuentro con la presidencia española de la UE, agregaron.
España, que este semestre ocupa la presidencia rotativa de la UE, se ha fijado entre sus prioridades rubricar el Acuerdo de Asociación con América Central en la cumbre entre europeos y latinoamericanos del próximo 18 de mayo en Madrid, junto al Tratado de Libre Comercio ya cerrado con Colombia y Perú.
Las fuentes consultadas se mostraron optimistas en cuanto al cumplimiento de ese calendario, después de que las negociaciones se reanudaran en febrero, una vez superada la crisis política hondureña que desencadenó el golpe de Estado de junio de 2009.
La semana pasada, se despejó uno de los últimos grandes interrogantes que restaban por resolver: la inclusión en el Acuerdo de Panamá, que hasta ahora se había tenido que contentar con un estatuto de observador en las tratativas al no integrar la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (SIECA).
Tanto europeos como centroamericanos finalizaron en los últimos días los trámites administrativos para incluir a ese sexto país en el Acuerdo, de forma que pueda cumplirse uno de sus principales cometidos: reforzar la cohesión regional de Centroamérica.
Superadas las cuestiones políticas, los negociadores se entregarán esta semana a solventar los asuntos comerciales que presentan menos desacuerdos entre europeos y centroamericanos, relacionados con temas sanitarios, la solución de controversias o las denominaciones de origen, explicaron las fuentes.
Para la próxima y previsiblemente última ronda, programada a partir del 19 de abril en Bruselas, se confía en concluir los capítulos más espinosos, como las condiciones de acceso de los productos centroamericanos al mercado europeo y viceversa, añadieron.
Además del pilar comercial, el Acuerdo de Asociación incluye capítulos de diálogo político y cooperación, que los negociadores dan «prácticamente por cerrados».
Al margen de la ronda iniciada este lunes, una delegación de expertos de ambos bloques se reunirá el viernes para empezar a explorar el proyecto de creación de un fondo de financiación para América Central, según las fuentes, pese a que es «poco probable» que pueda aprobarse antes de la cumbre de Madrid.
Los centroamericanos, y en especial Nicaragua, solicitan desde hace meses a la UE poner en marcha un mecanismo para financiar grandes proyectos de inversión en la región, una posibilidad valorada con cautela por Bruselas.
Los países centroamericanos que negocian un Acuerdo de Asociación con la UE solicitaron hoy una mayor apertura del mercado europeo a sus productos agrícolas, durante una visita de sus ministros de Comercio al Parlamento Europeo en Bruselas.
Los seis ministros o sus representantes viajaron a Bruselas para dar un impulso político a la ronda de negociaciones abierta el lunes entre la Unión Europea (UE) y Centroamérica, en vistas a rubricar su acuerdo el próximo mayo.
Pese a que las tratativas avanzan a buen ritmo, los responsables políticos advirtieron ante una comisión parlamentaria que Europa debe dar muestras de «flexibilidad» y levantar aún varias barreras a sus productos agrícolas.
«Europa nos pide que Centroamérica le otorgue el mismo trato que le otorgamos a Estados Unidos» en su Tratado de Libre Comercio (TLC), el CAFTA, explicó el ministro costarricense de Comercio Exterior, Marco Vinicio.
«Pero Estados Unidos no tiene las (mismas) restricciones para los productos agrícolas» que Europa, lamentó el ministro de Costa Rica, país que negocia con la UE junto a El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.
A los europeos «podemos otorgarles un trato muy, muy atractivo en materia de servicios, pero siempre y cuando nos ayuden en el tema agrícola», insistió Vinicio.
Los centroamericanos reclaman a la UE una rebaja arancelaria para el banano, comparable a la ventajosa tarifa pactada entre Bruselas y Colombia y Perú en su recién cerrado TLC, de 75 euros por tonelada para 2020, comparado con los 114 euros por tonelada para 2017 que la UE acordó en diciembre en el seno de la Organización Mundial del Comercio con el conjunto de países latinoamericanos.
La región exige además una cuota satisfactoria de importación de azúcar y carne, a cambio de abrir su mercado a los productos y servicios europeos.
«Lo importante es que el (Acuerdo) se haga bien, con una alta dosis de solidaridad», señaló por su parte el ministro hondureño de Industria y Comercio, Oscar Escalante, defendiendo que la presencia centroamericana en Europa «no debe limitarse a camarones y café».
Los jefes negociadores centroamericanos y representantes europeos mantendrán hasta el viernes su séptima ronda de negociación en Bruselas y la primera desde que la UE aceptó la integración de Panamá en el Acuerdo de Asociación.
El objetivo es cerrar los capítulos en una última ronda a fines de abril antes de rubricar el Acuerdo el 18 de mayo en Madrid, en una cumbre entre la UE y América Latina.