Europa se reúne para cerrar filas antes de la cumbre del G20


El primer ministro británico Gordon Brown será el anfitrión del G20 en Londres. FOTO LA HORA:  AFP Kieran Doherty

Europa intentará este domingo en Berlí­n cerrar filas para ganar peso en la cumbre del G20 del 2 de abril en Londres, tras haber multiplicado recientemente sus disputas por algunas respuestas a la crisis económica consideradas proteccionistas.


La canciller alemana Angela Merkel ha invitado a los jefes de Estado y de Gobierno de los paí­ses europeos del G20 (Francia, Gran Bretaña e Italia, a los cuales se sumarán también España y Holanda) para preparar la cumbre de las 20 potencias económicas mundiales en Londres.

Merkel también invitó a la cita a los presidentes del Eurogrupo, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y al primer ministro checo Mirek Topolanek, cuyo paí­s preside actualmente la Unión Europea.

La invitación a Toponalek busca tranquilizar a los checos, descontentos sobre todo con Francia, sospechosa de querer boicotear su presidencia a través de crí­ticas veladas y la promoción de un «gobierno económico» de la Eurozona, que Praga no integrarí­a.

Topolanek confirmó que mantendrá en Berlí­n reuniones bilaterales con Merkel y con el presidente francés Nicolas Sarkozy.

«Estoy impaciente por reunirme con Nicolas», insistió el primer ministro en un comunicado, y dijo esperar que el encuentro «ponga fin a las especulaciones mediáticas de que tenemos dificultades para hallar un terreno de acuerdo».

Más allá de la demostración de unidad, los economistas muestran reservas sobre el resultado de la minicumbre de Berlí­n.

«No espero nada en particular», sostuvo Aurelio Maccario, economista del banco UniCredit, a preguntas de la AFP.

«Me temo que no hay que esperar gran cosa, más allá de una declaración de intenciones», coincidió Holger Schmieding, del Bank of America.

Las conversaciones, al menos tras bambalinas, tendrán que tomar en consideración el proteccionismo y la ausencia de coordinación de los planes nacionales de reactivación económica.

Las tensiones han subido desde el anuncio en Francia de un plan de apoyo financiero a los fabricantes de automóviles nacionales, criticado tanto en Berlí­n como en Praga y Bruselas.

Los dirigentes europeos también consagrarán sus reuniones al tema menos polémico de la regulación de los mercados financieros.

«Espero algunos avances significativos sobre reglas globales para el sector bancario y sobre la transparencia», indicó Maccario.

Berlí­n y Parí­s también pondrán el acento en la denuncia de los paraí­sos fiscales, púdicamente llamados «centros no cooperativos».

En el orden del dí­a figuran también el marco de las remuneraciones de ejecutivos bancarios y la gestión de los activos «tóxicos», es decir, los tí­tulos financieros que perdieron todo valor y perjudican los balances de los bancos.

Tras la reunión de Berlí­n y antes de la cumbre de Londres, los europeos podrán seguir coordinando posiciones durante una cumbre extraordinaria de la UE el 1 de marzo, que será seguida el 19 y el 20 de marzo por una cumbre ordinaria.

Tras la reunión del G7 en Roma y antes del G20, el ministro de Finanzas alemán, Peer Steinbrueck, lanzó una advertencia contra la «reunionitis».

Para la cumbre del G20 reclamó «medidas muy concretas». «Hay que tener cuidado de que esta sucesión rápida de cumbres no despierte expectativas que no se cumplirán», alertó.

El primer ministro británico Gordon Brown, que será el anfitrión del G20 en Londres, dijo esperar que la cumbre desemboque en «un gran acuerdo donde cada continente acepte sus responsabilidades y su obligación de actuar».