Tras el «grave incidente» que dejó esta semana a Europa sin el petróleo ruso que circula por el oleoducto Drujba, la Unión Europea y la Agencia Internacional de Energía (AIE) exigieron a Rusia que asuma «claramente las consecuencias» para recobrar la confianza de los occidentales.
Una disputa comercial entre Rusia y Belarús cortó durante tres días el bombeo de crudo por el oleoducto Drujba, que pasa por territorio bielorruso y abastece a la UE del 12,5% de sus necesidades de petróleo.
Aunque resuelta a mediados de semana, la crisis deja abiertas tensiones entre los países europeos -muy dependientes del gas y petróleo rusos- y Rusia, segundo exportador mundial de crudo y primer productor del planeta de gas.
«Ante todo, (los rusos) deben reconocer que el incidente es grave y asumir claramente las consecuencias», afirmó el director de la AIE, Claude Mandil, tras una reunión en Bruselas con el Comisario europeo de Energía, Andris Piebalgs.
«Es como si en un avión se produce una disputa entre el piloto y una azafata por una cuestión amorosa: no por ello se puede secuestrar el avión», ilustró.
Interrogado sobre en qué deberían consistir esas consecuencias, Mandil aludió a la posibilidad de «sanciones contra los responsables» del incidente.
Tras una reunión el jueves de expertos petroleros de los 27 países de la UE en Bruselas, en la que participaron representantes rusos y bielorrusos, el comisario Piebalgs y la presidencia alemana de la Unión enviaron una carta a Rusia y Belarús exigiendo que se «creen condiciones para que no haya nuevas interrupciones» en el suministro de petróleo, y «se respeten los contratos».
No es la primera vez que una disputa entre Rusia y las Repúblicas ex-soviéticas afecta a la UE. Hace un año exacto, divergencias entre Moscú y Ucrania -por donde transita buena parte del gas hacia Europa- dejaron sin suministro a varios países occidentales.
La crisis acrecienta un clima de desconfianza, ya más que latente, entre los europeos occidentales y Rusia. Tras cortarse el oleoducto de Drujba, la canciller alemana Angela Merkel dijo que el incidente «destruye la confianza» en Rusia como abastecedor de energía.
«Es inaceptable que no haya consultas cuando se producen estas situaciones», añadió Merkel, cuyo país preside este semestre la UE, al ser interrogada sobre la «fiabilidad» de Rusia como socio energético.
Ya cuando el bombeo se había restablecido por el oleoducto de Drujba, Merkel se negó a calificar al presidente ruso, Vladimir Putin, como «demócrata impecable», tal como lo había hecho su predecesor en el cargo, Gerhard Schroeder.
«Todavía no he dicho eso, y tampoco lo digo ahora», sentenció Merkel en una entrevista publicada ayer por el italiano Corriere della Sera. «En nuestras relaciones (con Rusia, ndlr), hablamos de cosas que van bien, pero también de las que son problemáticas», añadió.
La agresiva política del Kremlin para recuperar el control de los enormes yacimientos en el Extremo Oriente ruso, especialmente en la isla de Sajalin, explotados hasta ahora por empresas occidentales y japonesas, ha sido otra fuente de enfrentamiento.
Según Macha Lipman, del centro Carnegie en Moscú, el enfoque económico de Rusia sigue siendo rehén de las intrigas en el Kremlin.
«La parte rusa ha decidido que puede permitirse efectos negativos, incluyendo una pérdida de confianza por parte de los occidentales» explica Lipman, para quien «las prioridades internas» son más importantes para las autoridades rusas, y quien estima que «las cosas van a seguir así».