El técnico de la selección mexicana de fútbol, Miguel Herrera, simplemente no puede reprimir su alegría, y su entusiasmo lo convierte en una de las figuras más entretenidas y conocidas de la actual Copa del Mundo y una sensación en internet en todo el orbe.
SAO PAULO / AP
Los memes de Herrera han inundado la red, incluyendo uno que muestra su cabello incendiándose a manera de dibujo animado mientras festeja uno de los goles de su equipo. En una imagen, aparece en el fondo sacando la lengua detrás de tres jugadores de su selección. En un video, baila felizmente al ritmo del ska.
Olviden el éxito que ha tenido Herrera al transformar a una traumatizada selección mexicana, que el domingo enfrenta a Holanda después de convertirse en una de las mayores sorpresas del torneo internacional. Los hinchas de diversas partes del mundo han estado pegados a sus televisores no sólo para ver a México jugar, sino para divertirse con las peculiares payasadas de Herrera, en ocasiones tan fascinantes como las repeticiones de los goles.
«Es tan auténtico, tan expresivo y tan genuino», dijo Enrique Krauze, un historiador mexicano y comentarista en la Copa del Mundo. «Es tan representativo de la capacidad mexicana para la celebración y la fiesta. Eso conquista y seduce».
Si bien viste saco y corbata, Herrera se mueve de un lado al otro en la línea de banda como un clásico luchador mexicano. Cuando sus jugadores anotan, alza los brazos y aparentemente cae en un estado de euforia, corriendo con su corto y robusto cuerpo por las laterales.
Salta sobre un jugador como un cachorro amigable, carga a otro miembro de la selección en sus brazos como un padre orgulloso o simplemente se arrodilla en las laterales, con el rostro levantado y los ojos cerrados, en éxtasis.
Durante el Mundial, los comentaristas de programas deportivos han comparado afectuosamente a Herrera con un monstruo de dibujos animados: la versión de Mr. Hyde de Piolín, de un corto animado de Warner Bros. Sin duda existe una semejanza humorística, hasta en el mechón de su cabello rubio.
Los gestos teatrales de Herrera no son algo nuevo para los aficionados mexicanos, algunos de los cuales lo siguieron durante sus dos años como entrenador del club América. Pero sus actuaciones en la cancha han opacado a los otros técnicos, e incluso a muchos jugadores, en el torneo de este año en Brasil y le han generado nuevos admiradores.
«El ‘piojo’ es así y no cambia de ninguna manera. Me da alegría que hablen de él», dijo el capitán de la selección mexicana, Rafael Márquez, usando el apodo que ha acompañado a Herrera desde sus años como jugador en el club Atlante en México.
Herrera tiene 735.000 seguidores en Twitter, más que otros entrenadores, y es conocido por subir «selfies» en su cuenta oficial, http://twitter.com/MiguelHerreraDT. Una de las favoritas es la publicada el 15 de junio con una legión de aficionados mexicanos en el fondo.
«Uno generalmente no escucha muchas cosas sobre los entrenadores», dijo Jesús Berumen, un aficionado de 59 años en Los Angeles. «Te transmite alegría. Tan natural que hace las cosas».
El lado excesivamente entusiasta de Herrera no siempre le ha traído una atención positiva.
Como jugador, estuvo cerca de integrar la selección mexicana para el Mundial de 1994, pero fue descartado tras derribar atropelladamente a un jugador hondureño en un partido clasificatorio. Herrera aún insiste en que desconoce por qué no fue seleccionado.
Su carrera como técnico inició en 2002, pero no fue hasta nueve años después que ganó fama como el entrenador del club América. Guió a un club de bajo rendimiento al campeonato de la liga mexicana el año pasado, ganándose la reputación de transformar equipos.
Herrera fue elegido como la solución temporal el año pasado cuando quedaban pocas esperanzas para la selección mexicana, conocida como el Tri, de clasificar a la Copa del Mundo después de ganar sólo dos de 10 encuentros en la etapa final. Tomó las riendas mientras el equipo se jugaba el pase en un último partido intercontinental gracias a una victoria de sus eternos rivales, Estados Unidos, sobre Panamá.
«Revivió al equipo y al país», dijo Héctor Díaz, un aficionado mexicano de 27 años en la playa Copacabana de Río de Janeiro, vistiendo una playera de la selección mexicana y un enorme sombrero verde. «Vive el fútbol como si él estuviera en la cancha jugando. Resulta fácil para los aficionados identificarse con su entusiasmo».