Etóloga Goodall compara la naturaleza a una «orquesta que pierde músicos»


La especialista en primates británica, Jane Goodall, célebre por sus estudios sobre los chimpancés, llama al mundo a tomar conciencia rápidamente de que se está perdiendo la biodiversidad, «como una orquesta que pierde a sus músicos uno a uno».


La incansable investigadora británica que, a los 76 años, multiplica las acciones de sensibilización para la protección del medio ambiente -a través del instituto Jane Goodall- defiende la necesidad de cambios profundos sobre «lo que compro, lo que como, lo que uso para vestirme, cómo me desplazo».

P: El año 2010 fue declarado «Año Internacional de la Biodiversidad» para llamar la atención sobre el ritmo alarmante de su destrucción, pero el mensaje parece no movilizar. ¿A qué se debe?

R: Es un problema de lenguaje. Hay mucha jerga. La pérdida de la biodiversidad es como una orquesta que pierde a sus músicos uno a uno. La desaparición de una sola planta en la superficie de la tierra puede parecer secundaria. Pero si una criatura dada depende exclusivamente de ella, podrá desaparecer a su vez. Al final, es el conjunto del edificio que amenaza con desmoronarse.

Somos las criaturas con mayores capacidades intelectuales en este planeta, pero perdimos una forma de sabidurí­a, que consiste en preguntarse cuál será el impacto de nuestras decisiones en las generaciones futuras. ¿Cuál será el impacto de esto en la próxima reunión de accionistas? ¿En mi carrera polí­tica? ¿En mi próximo cargo? Son los criterios que utilizamos.

P: Ballenas, pandas, elefantes o chimpancés: ¿qué utilidad tiene sacar a la luz los grandes mamí­feros?

R: La biodiversidad concierne a todas las especies, empezando por las que se encuentra todos los dí­as, en el campo o en la ciudad. Pero (las especies emblemáticas) tienen el mérito de ayudar a la gente a comprender lo que significa una posible extinción. Es, asimismo, importante en la medida que, sobre la tierra o en el mar, los grandes animales necesitan grandes espacios: para salvarlos deben salvar el medio ambiente y por lo tanto numerosas otras especies al mismo tiempo.

En lo que concierne a los chimpancés su situación es sombrí­a. Habí­a más de un millón cuando empecé (en 1960 en el Parque Nacional de Gombe en Tanzania). Hay apenas hoy 300.000.

P: Aboga por cambios de comportamiento en la vida diaria de la gente. Escogió ser vegetariana. ¿Todo el mundo deberí­a, desde su punto de vista, seguir la misma ví­a?

R: No se trata de decir: «todo el mundo deberí­a dejar de comer carne», ya que nadie lo escucharí­a. Pero cada uno deberí­a entender, cuando come una porción de carne proveniente de un animal que creció en condiciones de criadero intensivo, lo que significa para los animales, para la salud humana, para el medio ambiente y para el cambio climático.

P: A pesar de la realidad sombrí­a que describe vuestro discurso sigue siendo optimista. ¿A qué se debe?

R: La esperanza viene del hecho de que la naturaleza también sea resistente, de que se trate de plantas o de animales. Es extraordinario. Los ejemplos son innumerables.

Para el resto hay enormes avances en términos de toma de conciencia, pero esto no se ve acompañado siempre por cambios de comportamiento ya que los individuos se sienten desarmados. Toda la dificultad está allí­: ¿cómo hacer para que la gente tome conciencia del horror inminente dándoles al mismo tiempo suficiente esperanza para que hagan que este horror inminente no se convierta en realidad?