«ETICIDIO»


Los magistrados del Tribunal Supremo Electoral se recetaron un bono de Q50 mil en el marco de las celebraciones del 25 aniversario de fundación de esa institución, pero la repulsa pública fue tal, que al final del dí­a, anunciaron que declinaban de la misma.

Lic. Mario Roberto Guerra Roldán

Esta palabra no la encontrarán en el diccionario de la Lengua Española, pero sí­ la hallarán en el Tribunal Supremo Electoral, en donde mataron a la í‰tica. ¡Qué decepción! ¡Qué desvergí¼enza! Me refiero al jugoso bono que se dedicaron los señores magistrados del deshonrado tribunal, con el pretexto del vigésimo quinto aniversario de su fundación.


Los anteriores magistrados que dejaron su cargo este año, lo primero que hicieron después de tomar posesión, fue aumentarse su sueldo en más del doble del que tení­a la magistratura precedente, lo que ahora les parece poco a los actuales titulares, y por ello acordaron recetarse la bicoca de Q50 mil, según lo han informado los medios de comunicación. ¡Qué bonito modo de celebrarlo! ¡Qué forma más indecorosa de «honrar» a la entidad a la que sirven, que desde su fundación hasta el año 2002 ocupó un lugar destacado en la sociedad guatemalteca e internacionalmente, gracias a la integridad de sus miembros, dentro de los cuales, y no tengo empacho alguno en afirmarlo, nos encontramos honorables profesionales, como los abogados Arturo Herbruger Asturias, Justo Rufino Morales Merlos, Gonzalo Menéndez de la Riva, Fernando Bonilla Martí­nez (los cuatro fallecidos-q.e.p.d.), Gabriel Medrano Valenzuela, Roberto Sánchez Lazo, Hugo Leonel Maul Figueroa y su servidor.

Todos creí­amos que con la llegada de los nuevos magistrados todo mejorarí­a en el Tribunal, pero con el hecho apuntado han demostrado todo lo contrario y la institución continúa cuesta abajo. Nos preguntamos ¿Cómo se desarrollarán las próximas elecciones? ¿Qué dicen los señores diputados que ahora tratan de lavarle la cara al Congreso y que votaron para elegir a estos magistrados?

Un matutino publicó como titular que la inflación habí­a llegado a cifras sin precedentes, y a diario se anuncia que los guatemaltecos estamos cada dí­a más pobres, debido en gran parte, al alza de los combustibles. La televisión nos muestra diariamente cuadros de miseria en las áreas marginales y en el ámbito rural, donde los niños exhiben su desnudez y su desnutrición, azotados por el parasitismo y las enfermedades en medio de un total abandono. ¿No les da vergí¼enza señores magistrados? Y lo más chocante es que les reconocieron un bono a sus empleados (claro que en mí­nimas cantidades) como para taparle el ojo al macho y para que el sindicato guarde silencio. Esta conducta significa, no otra cosa, que sustraerle su dinero al pueblo. Guatemala ¡Cuantos crí­menes se cometen en tu nombre!