Mi buen amigo, el doctor Rafael Flores Asturias, me proporcionó la semana pasada copia del estudio filológico que hiciera la experta Gabriela Quirante Amores sobre el libro Semilla de Mostaza de su abuela, doña Elisa Hall de Asturias, mismo que será presentado hoy formalmente en el Centro Cultural de España en Guatemala, situado en Cuatro Grados Norte a las seis y media de la tarde.
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El libro fue publicado en 1938 y de inmediato desató una de las más fuertes polémicas entre los intelectuales guatemaltecos. Hay que recordar que era la época de Jorge Ubico y por lo tanto no se podía polemizar sobre temas sociales o políticos, puesto que el dictador no toleraba que la Prensa hurgara en tales cuestiones, por lo que la intelectualidad de la época encontró en Semilla de Mostaza una razón para hacer gala de su erudición y conocimiento alrededor de un debate sobre si el libro había sido escrito por doña Elisa Hall de Asturias o, como afirmaron sus detractores, era simplemente un manuscrito del siglo XVIII que encontró dicha dama entre las pertenencias de familia, supuestamente escrito por don Sancho ílvarez de Asturias, principal protagonista de la novela Semilla de Mostaza.
Toneladas de papel y quintales de tinta se gastaron en la polémica que sostenían los eruditos guatemaltecos en los diarios El Imparcial de Alejandro Córdova, Nuestro Diario de Federico Hernández de León y El Liberal Progresista, dirigido por Eduardo Mayora y que era editado por los miembros del partido liberal de Jorge Ubico. Tres diarios que se caracterizaban por ser alfombra del dictador, al punto de que era voz popular que todos los días las galeras con las pruebas de los artículos y notas que serían publicadas pasaban por la censura en la misma Casa Presidencial antes de ir a la imprenta. Y se formaron de inmediato dos bandos, unos cuestionando que una joven mujer de la época pudiera escribir de forma tan maravillosa en el castellano antiguo que se usó para relatar las peripecias de don Sancho ílvarez de Asturias, y otros alabando la forma y el estilo escogido por doña Elisa para ofrecer su producción literaria.
El debate se mantuvo durante mucho tiempo y con el correr de los años siempre se planteaba la duda sobre la verdadera autoría del libro Semilla de Mostaza, situación que razonablemente mosqueaba a los descendientes de doña Elisa Hall de Asturias y que los motivó a cumplir uno de los sueños de doña Elisa, en el sentido de someter el trabajo a un estudio filológico. Cuando el exvicepresidente Luis Flores Asturias, nieto de doña Elisa, conoció a Gabriela Quirante el año pasado y supo que era filóloga, conversaron sobre el tema y la científica se entusiasmó con la posibilidad de realizar un estudio a fondo de esa polémica obra, misma que hoy será presentada a la opinión pública en el Centro Cultural de España.
Para los jóvenes de hoy esa polémica no significa absolutamente nada porque tenemos un notable descuido por las cuestiones nacionales e históricas. No recuerdo yo en mis tiempos escolares haber escuchado nada del libro, y fue en el seno de mi familia donde supe del intenso debate y eso me motivó a leer la obra hace muchos años. Confieso que cuando la leí pensé que no era posible escribir un libro con un lenguaje tal en pleno siglo XX, en el que absolutamente nadie utilizaba esas formas para expresarse y, sin mayor trámite me adherí a la causa de los críticos e incrédulos.
Creo que además de los descendientes de la familia Asturias Hall, los guatemaltecos tendríamos que interesarnos por conocer las interioridades de este debate y el estudio de la filóloga Gabriela Quirante Amores, porque realmente es algo que enriquece nuestro acervo. Además, trata de poner fin a uno de los más largos e intensos debates intelectuales del siglo pasado que, por cierto, fue entretención de nuestros abuelos en aquella aburrida época ubiquista.