Cualquier político medianamente sensato investiga sobre cómo alcanzar el poder, intentado obtener la simpatía del ciudadano, sobre todo cuando se inicia un proceso electoral, para elegir autoridades municipales, legislativas y presidenciales.
Byron Barrera Ortiz, en su libro Estrategia política y Liderazgo, que distribuye la editorial Artemis Edinter, responde con claridad didáctica y excelente capacidad de síntesis a esas reflexiones. Este breve ensayo, además de ser oportuno, podría convertirse en un instrumento de utilidad para el político novato y aun para aquellos que con mucha experiencia práctica, ya se encuentran anticipadamente en campaña electoral.
El autor entra con buen pie cuando comienza enfocando el tema de la democracia como expresión de la libertad, su origen semántico y el hecho de que ésta involucra la participación; pero, sobre todo, la preparación para la administración pública, teniendo como principio básico la conquista del voto universal y secreto, la libertad de votar, la vigencia de opciones reales, el principio de las mayorías y otros fundamentos.
También es cierto lo que dice el libro, respecto a que aún cuando se encuentren vigentes leyes y mecanismos que aseguran el sistema democrático, éste puede ser insuficiente si hay asesinato de líderes, fraudes, el uso de los recursos públicos a favor de los candidatos oficiales, disparidad de recursos entre contendientes muy ricos o con grandes contribuyentes y aquellos que carecen de dinero para financiar una campaña, o la falta de equidad en el acceso a los medios de información.
Sería apropiado que aprovechando la estructura de este interesante manual escrito por Byron Barrera Ortiz, se formen grupos en las aulas de estudios superiores desarrollando su contenido por temas, especialmente en las áreas humanísticas, políticas y de comunicación social, aunque los más interesados serían los partidos políticos que debieran contar con este documento, para educar a sus candidatos y cuadros dirigenciales, desde el aspirante presidencial hasta los pretendientes a diputados y alcaldes, aprendiendo no sólo principios de organización y estrategia, sino cómo se ordena, financia y orienta una campaña electoral.
El tema de la democracia debería analizarse con sentido crítico. La actividad política como un derecho ciudadano debe reorientarse, no cayendo en estribillos, simples repeticiones, cancioncitas o frases demagógicas que ya no cuentan en una sociedad con exigencias de respuesta a las crisis. Una nueva Guatemala no se puede lograr con palabras vacías, y de ahí que los candidatos y sus partidos deben explicar cómo van a resolver los problemas, divulgar sus planes, y sus equipos de trabajo abocarse a la realidad y necesidades de la población.
Asienta Byron Barrera que el partido político triunfador es el que nos une al Estado, lo que de inmediato nos lleva a un binomio que merece reflexiones cuidadosas, pese a lo que afirma Gerardo Prado al decir: «El Estado, concepto cuya sola anunciación poco nos dice, ya que se trata de un ente muy complejo y de naturaleza especial».
Como remate del libro, el autor ofrece un menú de acciones de campaña y finalmente un glosario de términos relacionados con la política, la democracia y el Estado. Un valor agregado del libro es que está elaborado para mejorar la práctica política de nuestro medio. Enhorabuena, Byron
Q- A propósito de políticos, una amiga le envió un e-mail a mi compadre Romualdo Vershé, que cuenta la historia de un dirigente que muere trágicamente. Provisionalmente llega al cielo y se encuentra con San Pedro, quien le concede la última oportunidad de escoger entre el infierno y el paraíso.
San Pedro acompaña al político al averno y de pronto se encuentran en medio de una pradera verde donde el recién llegado reconoce a viejos camaradas de su partido y de otras colectivos jugando golf. Al caer la noche lo llevan a cenar langosta y otros manjares, salpicados con vinos añejos y acompañados de guapísimas chicas que complacen todos sus deseos. Allí también está Satanás, un tipo muy simpático que los atiende cortésmente.
En la madrugada, el político guatemalteco y San Pedro, quien no ha participado en la francachela y sólo ha estado observando, se despiden y retornan al cielo, donde el político se queda a solas durante 24 horas, paseando entre nubes, escuchando cánticos sublimes y música arrobadora.
San Pedro se le acerca y le dice al político que es tiempo que elija dónde quiere pasar la eternidad. El novato no duda y escoge el infierno. Baja nuevamente al averno y para sorpresa suya se encuentra en medio de un solar cubierto de desperdicios. Todos sus amigos vestidos con harapos, recogiendo desperdicios y chupando cáscaras de naranja. El Chamuco se le acerca y le pone un brazo en el cuello.
-No entiendo ?dice el político-, ayer estuve aquí y todo era diferente, espléndido, alegre, con preciosas mujeres y comida exquisita.
Satanás se limita a decir: -Ayer estábamos en campaña?hoy ya votaste por nosotros.