César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com
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Para mí, las circunstancias difíciles fueron piedras que guiaron mi camino, en la oscura noche, hacia la grandeza…
Las lágrimas que derramé fueron perlas que guardé celosamente, las que el tiempo se encargó de convertir en mi mayor tesoro…
Las calumnias de las gente fueron gritos de ánimo que impulsaron mis músculos en la carrera de la vida, y en la cual fui todo un ganador…
Los desprecios de los demás fueron estímulos que afinaron mi deseo de triunfo, y reforzaron mi voluntad luchadora…
Los fracasos fueron duros peldaños que fui escalando en mi ascenso a la perfección, la gloria y la felicidad.
¡Para mí, la adversidad fue mi mejor entrenadora!