Este no es el momento oportuno


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Existe un movimiento para modificar la Constitución, en los últimos años han existido varios intentos que no han progresado por varias circunstancias, entre las mismas se encuentran: intereses ocultos que al ser conocidos desmotivan a la población, falta de conocimiento de la Carta Magna, irrespeto hacia la misma, así­, podrí­amos citar una gran cantidad de causas que se siguen manteniendo, por lo cual no fructifica ni fructificará reforma alguna a la Constitución.

Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

 


La cultura guatemalteca es sui generis, ya que es bastante difí­cil encontrar un hilo conductor hacia la solución de los problemas que efectivamente los solucione, existen muchas micro sociedades dentro de la sociedad en general, situación que se da en otras culturas, la diferencia entre la nuestra y otras, es que así­ como existen en el paí­s un buen número de idiomas, que difí­cilmente llegaremos a entender, así­ son las diversas cosmovisiones, y las diferentes micro sociedades, la cultura guatemalteca es muy parecida a su territorio, en donde se pueden experimentar diversos climas, paisajes, modismos, costumbres, y tantos elementos que han formado esta nación, por lo que podemos identificar muchas Guatemalas.

Dentro de todo el sistema se han ido introduciendo cualquier cantidad de pensamientos, intereses, y sistemas, por lo que hay momentos en que parecemos más la Torre de Babel que una sociedad vinculada, por lo que se necesita mucha reflexión para modificar el instrumento legal base de todo el Sistema de Derecho, me parece muy bien que nuestra Constitución cuente con los candados con los que cuenta, para que su reforma no se pueda llevar a cabo fácilmente. ¿Por qué expreso lo anterior? Porque la experiencia indica que no existe una cultura de conocimiento y respeto de las leyes, menos aún el cumplimiento de las mismas, si sumamos a lo anterior las modificaciones constantes a las más importantes normas, y muchas veces, si no la mayorí­a con dedicatoria especial, es de agradecer que la Constitución  por lo menos en el aspecto formal no se pueda mangonear fácilmente, y digo el aspecto formal, porque del texto a la realidad se ha tergiversado en demasiadas ocasiones, y existen precedentes, por lo que soy de la opinión que una de las garantí­as de la actual Constitución se encuentra en su propia estructura.

Si analizamos someramente la cultura legislativa de Guatemala, podemos sostener, que vamos años luz atrás de los hechos que motivan los cambios a las leyes, sumando a lo anterior que muchas de las leyes son copiadas casi textualmente  de las de otros sistemas, y que por lo tanto son infuncionales para nuestra cultura, entendemos el porqué de la necesidad de que la norma constitucional no pueda ser reformada fácilmente.

Cuando analizamos las diversas leyes y códigos con que cuenta Guatemala es asombroso no solamente el número, sino que las muchas modificaciones que han sufrido, si cierro los ojos y pienso en una ley de uso común como la ley del ISR, la comparo con una sabana blanca con parches de todos colores, tantos colores, que se confunden unos con los otros, aunque todos son diferentes, que se puede leer, claro, pero que se pueda entender es lo complicado, por los cambios tan constantes, que no permiten su aplicación correcta en el tiempo, asimismo, sucede con tras leyes como el Código Procesal Penal, es copiado de un texto general, pero no adaptado a la realidad guatemalteca, por lo que se le hacen constantemente cambios, agregado, a que otras leyes no penales se relacionan con el código mencionado, todo este marasmo legal, lo único a lo que contribuye es a que muchos culpables se burlen del Sistema de Justicia y muchos inocentes sin recursos estén en la cárcel.

La Constitución guatemalteca no debe ser manoseada con intereses distintos a los sociales, cosa que no se cumple, y la respuesta la tenemos en la experiencia vivida, al llevar a cabo cualquier cambio, se aprovecha para favorecer intereses personales (como siempre)  por lo que la población reacciona negativamente, es importante tomar en cuenta el momento que vivimos, en el que se ha violentado todo el Estado de Derecho dando como consecuencia un Estado casi fallido, la confusión que genera proponer que se aprovechen las elecciones para modificar la Constitución, si ya de por si el ciudadano tendrá bastante confusión con varias boletas con tantos sí­mbolos cada una, con ofrecimientos, pero sin conocimiento de los planes de gobierno, un pueblo sin cultura cí­vica, y con una boleta más, en la que deberí­a contestar si o no, siendo solamente un si o un no para cualquier cantidad de reformas, es dramáticamente imposible.

Es una regla general que el Derecho debe ir de acuerdo a los cambios sociales, pero es muy importante comprender que el Derecho no son solamente las leyes, el Derecho es mucho más que  la lectura de las normas, complementando  lo anterior  la confusión que han creado ya varios polí­ticos, es el más errado de los momentos históricos propiciar una reforma constitucional, por muy necesaria que sea, crearí­a un verdadero caos jurí­dico, y esta sociedad ya no soporta más nuestra kafkiana legislación.

Por lo anterior, es lo más sano esperar el mejor momento para una reforma constitucional, y este no es.