Mientras que algunos políticos se afanan en invitar a los guatemaltecos para que participen activamente dentro de los partidos, porque sólo de esa forma pueden generar posibilidades de cambio, los acontecimientos de nuestra vida nacional nos indican que lo mejor es abstenerse de hacerlo, porque no siendo miembro de algún grupo de poder o interesado en acaparar poder dentro de los partidos y en el gobierno, lo que menos provocará el arribo de una persona con buenas intenciones, capacidad y honrada, es entusiasmo y alegría, ya que lo primero que piensan es que el recién llegado finalmente terminará desplazándolos, mostrando incapacidad e inseguridad en sí mismos para competir en buena lid con el recién llegado.
Pero a nivel de contexto ocurre lo mismo, porque también en los demás partidos hay grupos iguales o peores que el anterior, pero que de alguna forma han logrado acaparar la dirección de esos partidos, haciendo imposible el arribo de gente con pensamiento evolucionado y dispuestos a trabajar por Guatemala a cambio de un justo sueldo, nada más.
El gran problema de Guatemala, antes que hablar de salud, educación, seguridad, etc., es el de la corrupción, que casi se encuentra institucionalizada y por ende, con un amplio escenario donde crecer y hasta reproducirse, y con un limitado y débil sector que le adversa, pero que no puede actuar ni administrativa ni legalmente, y mientras la realidad tenga este rostro, la actividad individual de algún líder o dirigente de buena fe, no será productiva porque pronto lo neutralizarán o lo contaminarán.
Es tiempo entonces de pensar no sólo en la renovación de las dirigencias políticas, sociales, sindicales, populares, étnicas, religiosas, empresariales, etc., para garantizar el rescate de la sociedad guatemalteca, porque los valores morales, espirituales y éticos han sido sustituidos por las cátedras de corrupción y violencia que nos trae el cine y la televisión que ha sido el foco de proyección masiva que nos ha embriagado de las más sofisticadas estrategias en estas materias.
Parte de sus efectos, sin duda, es el lamentable atentado intimidatorio sufrido por JOSí‰ CARLOS, hijo del licenciado Oscar Clemente Marroquín Godoy, quien al parecer, es un obstáculo para personas o grupos que operan dentro de la UNE, o bien, que quieren involucrarse dentro de la misma, sin descartar que también puede proceder de grupos políticos que adversan al ingeniero ílvaro Colom, pero lo que merece especial énfasis, es que en lugar de utilizar estrategias conciliatorias de convencimiento como es lo indicado dentro de la actividad política, se han utilizado estrategias violentas propias de las organizaciones delincuenciales sicilianas que dejaron una considerable cantidad de páginas de la historia escritas con sangre.
Todos debemos hacer alto para someternos a un acto de reflexión sincera y honesta, porque debemos evitar a toda costa que nuestra patria vuelva a retornar a épocas de tristes recuerdos; para retomar los Acuerdos de Paz y preocuparnos porque alcancen al máximo su cumplimiento, porque de lo contrario, de nada sirvió haberlos suscrito, quedando todo como un acto demagógico y teatral de quienes los protagonizaron. «Toda reflexión que transporta al hombre fuera del círculo estrecho de su egoísmo, es saludable y buena para el alma, cualquiera que sea el giro que tome esa reflexión». Renán.