Estampa familiar del cambio climático


En una de sus gratas visitas a la casa donde vivimos con mi mujer y el más joven de nuestros hijos, uno de mis nietos se encaminó al lavamanos, puso pasta dental a su cepillo de dientes y abrió la llave del agua que salió generosa del grifo mientras el chico se limpiaba la dentadura, ignorando el vaso que reposaba sobre el mueble.

Eduardo Villatoro
eduardo@villatoro.com

Observé la forma como el muchacho se cepillaba los dientes viéndose al espejo, en tanto el agua seguí­a desperdiciándose en el tubo del lavabo, interesándome en comprobar si utilizaba el vaso que a propósito mantenemos en los lavamanos, para evitar el desperdicio del lí­quido, porque una hora antes me habí­a dado cuenta de que mi nieto, al tomar el baño matinal, no cerraba la llave de la regadera mientras se enjabonaba el cuerpo y la cabeza, pese a mi insistencia en advertir a mi familia que se debe ahorrar agua, no tanto por economí­a doméstica -aunque conveniente- sino para contribuir a evitar que siga profundizándose el cambio climático.

Le he dicho a mi prole hasta el cansancio que es imprescindible economizar agua, energí­a eléctrica y combustibles a fin de que sus descendientes, es decir, sus hijos, nietos y bisnietos no padezcan las graví­simas consecuencias del recalentamiento de la Tierra, que podrí­a poner en riesgo el futuro cercano de la humanidad.

Hace pocos dí­as leí­ un despacho de la agencia de noticias IPS acerca de que las emisiones de dióxido de carbono deben alcanzar un techo en menos de 10 años y entonces iniciar un rápido declive a casi cero en 2050, si se quiere impedir una catastrófica transformación del clima, según lo alerta el estudio denominado «State of the World 2009: Into a Warming World» (Estado del mundo en 2009: Hacia un mundo recalentado) que publicó Worldwatch Institute.

De acuerdo con ese pesimista informe, las emisiones de dióxido de carbono necesitan «pasar a ser negativas», en el sentido de que deben ser más absorbidas que emitidas durante la segunda mitad de este siglo, pero el presente año será crucial para encarar el cambio climático, porque la humanidad sufrirá un grave peligro si no nos movemos hacia delante, puesto que el cambio climático está ocurriendo más rápido y con más impulso de lo que se habí­a pronosticado.

El cientí­fico W. L. Hare, uno de los autores del informe, advirtió que un recalentamiento adicional de 2 grados centí­grados supondrí­a riesgos inaceptables para los sistemas naturales y humanos, porque, aunque parezca leve, un aumento de esa escala causarí­a severos problemas de agua para cientos de millones de personas, una significativa pérdida de especies, grandes reducciones en la capacidad de producción de alimentos de los paí­ses en desarrollo, como Guatemala, y una significativa elevación del nivel del mar, acompañada de inundaciones costeras.

(Romualdo le advierte a su hijo de 7 años: Por el calentamiento de la Tierra pueden haber inundaciones, tormentas, terremotos… El niño replica: ¡Entonces no habrá clases! ¿Verdad?)