Los precios de los alimentos están alcanzando cifras récord en el mundo. Esta situación afectará a cientos de personas en el país, y yo me pregunto: ¿estamos listos para atender esta nueva situación?
Diputado Unionista
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), acaba de advertir que por haberse incrementado los valores globales de los alimentos se ha presentado en diciembre de 2010 un máximo histórico en el índice de precios (214,7 puntos) -que resulta del análisis de 55 materias primas alimentarias-, inclusive por encima de aquel registrado durante la crisis alimentaria del 2008 (213,5 puntos).
Lo preocupante es que dicho índice ha acumulado su sexta subida mensual consecutiva -entre julio y diciembre de 2010- y se han presentado incrementos significativos en la mayoría de categorías que componen el índice.
El principal motivo de las marcadas alzas de precios de los alimentos son las malas cosechas que sufrieron los países productores a mediados de 2010, entre ellos Rusia que tuvo su peor sequía en los últimos 50 años, lo cual ha afectado al 26% de sus cultivos de cereales, además de Ucrania y Kazajistán. También las inundaciones en Australia, Canadá y Estados Unidos y la ola de frío en Europa. En general, las condiciones climáticas, especialmente sequías o heladas, están causando incrementos de precios en trigo, soya, centeno, arroz y otros.
También han influido en estas sorprendentes alzas, las crecientes demandas de alimentos de países emergentes, tales como China e India, así como los fondos de inversión que se retiraron del mercado de materias primas durante la crisis económica mundial presentada en el año 2008.
El alza de precios en productos de primera necesidad como azúcar, aceites y grasas ha sido muy exagerado, pues se han duplicado durante los dos últimos años. Del mismo modo, el precio del trigo se ha encarecido muy rápidamente durante el año 2010, especialmente en los últimos meses, llegando a incrementarse hasta en un 80%, y todavía se prevén mayores alzas en las harinas, maíz, granos, cereales, azúcar y carne.
El clima y su variabilidad, especialmente sequías o heladas, afecta enormemente la agricultura, ya que puede dañar la disponibilidad de alimentos. Los valores extremos y los cambios en los valores medios afectan a los cultivos y a los sistemas de producción, ya que no solo impacta sobre la producción primaria de fibras y alimentos, sino también al resto de la cadena agroalimentaria: a los proveedores de insumos, al almacenaje, a la distribución, etc.
Asimismo, el cambio climático podría afectar a la agricultura en productividad -cantidad y calidad de cultivos-; prácticas agrícolas -cambios de uso del agua y de herbicidas, insecticidas y fertilizantes-; efectos en el medio ambiente -drenaje, erosión y reducción de diversidad de cultivos-; en el espacio rural -especulación de tierras-; y en la adaptación -variedades de cultivos resistentes-.
Para este año 2011 existe un riesgo real de que se produzca una nueva crisis alimentaria que incrementará la cantidad de personas que pasan hambre en Guatemala.
Si a todo lo anterior le sumamos las desacertadas decisiones políticas del Gobierno, en particular el reducido presupuesto del Ministerio de Agricultura con Q631 millones para todo este año, y el hecho de que para el 7 de enero, el Ministerio de Finanzas no había transferido los Q100 millones para la compra de alimentos autorizados desde octubre pasado, el tema alimentario nacional tiene que recuperar la importancia en la agenda nacional.
Además, no dudo que el Banco de Guatemala empezó a darle un seguimiento puntual a la inflación adicional que el incremento de precios en alimentos puede generar, lo que de trascender la meta determinada, podría generar aumento en las tasas de interés, poniendo en riesgo la débil recuperación.
El banco de inversiones Goldman Sachs pronostica un aumento del 18% en el valor de las materias primas para este año, pero el incremento será más pronunciado en el caso de los metales, que -según calcula- registrarán un alza de un 28%.
A todo lo anterior, dejo sólo otro dato que hay que sumar al análisis: el precio del barril de petróleo está a punto de superar los US$100.
Ante este panorama: ¿estamos listos para afrontar el incremento de precios de alimentos, materias primas y carburantes?