Pese a los sinsabores y desilusiones que nos dejó el año viejo, la población guatemalteca está iniciando un nuevo año con esperanza y entusiasmo, por ello, transmito mis mejores deseos para que en el 2010 todas nuestras aspiraciones se puedan coronar con éxito y alcancemos las metas que nos proponemos.
El 29 de diciembre se cumplieron en Guatemala 13 años de la firma del Acuerdo de Paz firme y duradera que puso fin al conflicto armado interno. Como sabemos, los Acuerdos de Paz son un conjunto de buenas intenciones, planteados para ser el punto de partida en la construcción de un modelo de Nación justo, equitativo, incluyente que represente la diversidad cultural y lingí¼ística que nos caracteriza. Pensamos que el fin de la guerra interna traería al país y a sus habitantes mejores tiempos y crearía óptimas condiciones para la eliminación de la injusticia, el racismo y la discriminación, en otras palabras, para avanzar en la construcción de una Nación multiétnica, próspera e igualitaria.
Haciendo un breve repaso a la situación social del país, el 2009 cerró con alarmantes cifras de violencia que nos llevan a la reflexión inicial, ¿estamos construyendo la paz?, o seguimos envueltos en una cultura de violencia arrolladora que nos conduce sin remedio a un profundo abismo sin retorno. El balance parcial de hechos violentos ocurridos en 10 meses, entre enero y primeros días de noviembre 2009, ofrece resultados dramáticos, en especial, en lo que al derecho a la vida e integridad de las personal se refiere.
Según reportes de la Policía Nacional Civil PNC, se produjeron hasta el 3 de noviembre 2009, un total de 5,957 muertes violentas de personas, adultos y menores de edad de ambos sexos, esto significa que en Guatemala se produce un promedio mensual de 595 víctimas de hechos violentos, equivalente a un promedio diario de 19 muertes de seres humanos por acciones violentas. El mes más sangriento del año resultó ser agosto que reporta 609 casos.
Debido a la cultura de violencia existente y a la facilidad con que pueden obtenerse armas de fuego, tanto en el comercio legal como en el mercado negro, la mayor cantidad de víctimas, o sea, 4,967 personas equivalente al 83 por ciento, murieron por disparos y proyectiles de arma de fuego.
Las víctimas por género fueron mayoría hombres que totalizaron 5,300 que es igual al 89 por ciento, mientras que víctimas de género femenino sumaron 657 que corresponde al 11 por ciento. Los grupos más afectados fueron entre 18 y 59 años que reportan 5,113 víctimas equivalente al 86 por ciento. Por parte de menores de edad, hubo más de 476 víctimas de las cuales el 79 por ciento, o sea, 375 menores corresponde a las edades de 15 a 17 años.
Como siempre, Guatemala es el departamento más violento del país que reportó 2,433 homicidios y asesinatos, equivalente al 41 por ciento. A nivel nacional el área urbana concentró 3,935 casos igual al 66 por ciento y en el área rural se registraron 2,022 casos equivalente al 34 por ciento.
Este recuento de estadísticas macabras del 2009 no es una apología de la violencia, al contrario, intenta llamar la atención del Estado y sus autoridades para que asuman con responsabilidad la tarea de crear condiciones para revertir la cultura de violencia que hoy nos agobia. La población lo merece, la paz social es necesaria. Que este 2010 sea mejor.