«Estamos comprometidos con la sociedad y su bienestar»


La actividad minera supone ingresos económicos y desarrollo social, para las comunidades aledañas a las zonas de extracción.

El desarrollo social en aspectos de salud, educación y alimentación, así­ como la protección del medio ambiente y los recursos naturales forman parte de la nueva visión y proyección de la industria minera en Guatemala.

BUENAS NOTICIAS
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Douglas González, de la Gremial de Minas, Canteras y Procesadoras, asegura que el compromiso social y ambiental forma parte de la nueva visión de la minerí­a en Guatemala.

Pese a la inestabilidad jurí­dica y a las condiciones de inseguridad en el paí­s, que afectan seriamente las inversiones extranjeras en general, la industria minera mantiene en cifras positivas las finanzas sobre sus actividades extractivas.

Además, los beneficios económicos que se reportan de este sector productivo se traducen en bienestar y desarrollo para las comunidades y municipios donde se llevan a cabo las extracciones, indica Douglas González, de la Gremial de Minas, Canteras y Procesadoras, adscrita a la Cámara de la Industria de Guatemala.

«Estamos comprometidos con la sociedad y su bienestar», sostiene González. «El funcionamiento de una mina o una cantera significa inversión, empleo y gastos de funcionamiento, que de una u otra forma benefician el proceso de desarrollo de una comunidad», sostiene.

Por otro lado, refiere que existe un compromiso directo de las empresas mineras con las comunidades, en donde éstas se benefician de proyectos de infraestructura civil, como escuelas, centros de salud y cooperativas, que llegan a tener un financiamiento completo de las empresas extractivas.

Tal es el caso de Montana Exploradora, que en los alrededores de la Mina Marlin, en San Marcos, instala un centro de salud con atención integral, escuelas, centros de capacitación para las poblaciones de varias comunidades y se le considera el mayor generador de empleos con los más altos salarios de la región.

EFECTO DE DERRAME

De acuerdo con el analista y ex viceministro de Economí­a, Sigfrido Lee, las empresas mineras tienen un importante «efecto de derrame», lo que significa que su sola existencia promueve el desarrollo en otros sectores económicos y áreas sociales.

Esto se evidencia con los indicadores, que dan cuenta que por cada Q100 producidos por el sector minero, Q24 son demandados en otras industrias y Q20 se traducen en salarios.

«Estamos frente a proyectos mineros que de verdad representan beneficios sociales y económicos para la comunidad», apunta González. «Es parte de la nueva visión y proyección que la industria minera intenta transmitir en Guatemala en los últimos años».

Según el representante de Minas, Canteras y Procesadoras, cada proyecto puede motivar la creación de empleos para los pobladores de una comunidad, beneficios para los comercios y un incremento en la demanda de servicios, incrementando el flujo de capitales en un amplio sector.

PROTECCIí“N AMBIENTAL

De acuerdo con un informe presentado por el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), surge preocupación porque la minerí­a y los beneficios que supone para el desarrollo se vean afectados por los supuestos impactos que tienen para el medio ambiente, sin que éstos sean comprobados.

«Más que un balance, la discusión pareciera haberse polarizado en posiciones intransigentes, siendo una de ellas la preocupación única por el medio ambiente, sin tomar en cuenta el desarrollo de las comunidades, mucho menos el crecimiento económico», refiere el informe del CIEN.

Los industriales refieren que además del compromiso que mantienen con la sociedad, la preservación del medio ambiente y los recursos naturales son una prioridad en toda actividad extractiva. «Es un compromiso con las futuras generaciones», asiente González

EN NíšMEROS Cifras de la minerí­a


En Guatemala funcionan 75 empresas mineras, de las cuales el 42 por ciento provienen del capital local, 41 por ciento de capital canadiense y 17 por ciento del capital australiano.

La industria minera representa el uno por ciento del producto interno bruto (PIB) en Guatemala, generando ingresos para el Estado por un valor de Q231.6 millones anuales.

De cada Q100 producidos por el sector minero, Q24 son demandados en otras industrias y Q20 se traducen en salarios.