La ola de despidos que vive Estados Unidos empieza a hacerse obvia no sólo por las cifras macroeconómicas en rojo, sino por meseros, aparcacoches y aspirantes a trabajar lavando autos que apuestan a oficios menores ocupados tradicionalmente por los inmigrantes latinoamericanos.
«No estamos despidiendo, pero no estamos contratando, y casi todos los días vienen a pedirnos trabajo, muchos más estadounidenses que antes, la mayoría negros», contó Isaac González, uno de los encargados de la empresa de limpiar autos Santa Palm, en el acomodado barrio de West Hollywood.
Según González, «el negocio ha caído en los últimos cuatro meses entre 30 y 40%, y para no despedir estamos pidiendo que trabajen menos horas, aunque sea que se reciba un pago».
«Esto no es lo que yo quisiera hacer pero perdí mi negocio propio el año pasado, y llevo tres meses como empleado aquí», dijo Moez, un tunecino de unos 35 años, encorbatado, buen nivel de inglés, que tras perder su pequeña empresa de «Valet Parking», se emplea él como aparcacoches en una cadena de restaurantes de Sunset Boulevard.
Moez, que no quiso dar su apellido, aseguró «haber vivido un poco el sueño americano», hasta que perdió todo, en parte por la crisis y otra parte por tomar malas decisiones del negocio.