Estados Unidos da un respiro a Cuba con ventas agrí­colas


Un empleado cubano coloca un cartel provisional anunciando la apertura de la oficina para registrar propiedades. Varios cambios se han dado en Cuba, lo cual también impacta en su relación con Estados Unidos.

Estados Unidos autorizó licencias de ventas agrí­colas a Cuba por 250 millones de dólares como ayuda ante la catástrofe de los huracanes Ike y Gustav, lo que supone una ampliación del alivio del embargo que rige para ese sector.


Las licencias para ventas agrí­colas fueron aprobadas luego de que Ike azotó la isla hace una semana, e incluye alimentos y «madera, un material importante para la reconstrucción», según un informe del Departamento de Estado, entregado a la prensa por la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba (SINA).

Cuba rechazó el domingo una donación de 5 millones de dólares de Estados Unidos, pero le pidió que levante al menos por seis meses restricciones -en el marco del embargo- para la compra de materiales de construcción y acceso a créditos para adquirir alimentos.

«Es lo que más o menos están pidiendo, crédito no porque lo prohí­be nuestra legislación, tendrá que ser a través de terceros. La licencia incluye comestibles y madera», explicó un funcionario de la SINA, quien aclaró que, no obstante, «el embargo queda en su lugar».

Luego de que Cuba urgiera a aliviar restricciones comerciales, la secretaria de Estado Condoleezza Rice dijo el 7 de septiembre que Washington no cree que «en el contexto que vemos actualmente, el levantamiento del embargo sea una medida acertada».

El Departamento de Estado, que lamentó el lunes el rechazo de la donación, añade en su informe que se «considera caso por caso la solicitud de Cuba para comprar otros materiales de construcción, según indica la ley estadounidense».

Agregó que «durante un perí­odo de 90 dí­as, Estados Unidos expedirá con celeridad las solicitudes de ayuda humanitaria inmediata en cantidades de hasta 10 millones de dólares por ONG, y señaló que ya fueron canalizados «más de cinco millones en donaciones privadas».

«Se anima a los individuos y organizaciones interesados en ayudar a las ví­ctimas» de los huracanes «a que ofrezcan donaciones a organizaciones humanitarias de buena reputación que tengan las licencias necesarias para enviar ayuda humanitaria» a Cuba, añadió.

«El gobierno de Estados Unidos ha incrementado la autorización existente a las ONG con sede en Estados Unidos para que proporcionen mayores cantidades en asistencia humanitaria, incluyendo donaciones monetarias», precisó en un comunicado.

La Habana reconoció que carece de recursos para encarar la catástrofe de Gustav y Ike, que entre el 30 de agosto y el 9 de septiembre, provocaron siete muertos y 5.000 millones de dólares en pérdidas por la destrucción de cultivos e infraestructura económica, social y de energí­a, y los daños a medio millón de casas.

Pero el gobierno cubano señaló que no pedí­a a Estados Unidos nada regalado, sino poder comprar alimentos y materiales de construcción, tras calificar de «cí­nica» e «inaceptable» una donación y la llegada de un equipo de expertos para evaluar los daños de un paí­s que le mantiene un bloqueo desde hace 46 años.

A fines de 2001, tras el huracán Michelle, Washington ofreció ayuda a La Habana, que la declinó y solicitó en contrapartida autorización para adquirir alimentos y medicinas.

Estados Unidos aceptó y sus empresas son de las principales proveedoras de alimentos a Cuba, con 600 millones en 2007, de un total de 1.600 de las importaciones en ese sector.

Ante la emergencia, grupos del exilio, la disidencia cubana y legisladores estadounidenses incrementaron sus llamados a una flexibilización del embargo.

«La politización de la ayuda humanitaria a los damnificados es inaceptable, venga de donde venga», según la ilegal Agenda para la Transición, liderada por Martha Beatriz Roque y Vladimiro Roca.

Artistas e intelectuales cubanos pidieron el martes a sus colegas del mundo que reclamen a Washington el «inmediato» levantamiento del embargo; en tanto que el lunes miembros de una organización del exilio cubano en Miami viajaron a la sede de la ONU en Ginebra para reclamar ayuda internacional inmediata para la isla.