Estados Unidos celebra el 233 Aniversario de su Independencia


Grecia Aguilera

Las acciones del presidente Barack Obama han hecho realidad lo que manifiestan las máximas oficiales de los Estados Unidos: «E Pluribus Unum» (De Muchos Uno), 1789, y En Dios Confiamos, «In God We Trust», 1956, que definitivamente vienen de la inspiración de todas aquellas personas que lucharon con su mente y corazón porque los habitantes de las entonces colonias inglesas, a saber: Massachussets, Nueva Hampshire, Nueva York, Connecticut, Rhode Island, Pennsylvania, Nueva Jersey, Delaware, Maryland, Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Georgia y Filadelfia, alcanzaran el camino hacia una emancipación verdadera. El paradigma de estas magní­ficas sentencias deriva del sentir más antiguo de la humanidad, y en nuestros dí­as el presidente Barack Obama está convencido de que cumplir con lo que quedó asentado en el valioso testimonio de libertad, es un compromiso y un deber. El nombre de «Estados Unidos de América» se utilizó oficialmente por primera vez en la Declaración de Independencia, la cual fue firmada el 4 de julio de 1776. El contenido del documento fue elaborado por eminentes personajes, quienes poseí­an conocimientos polí­ticos, filosóficos y humanos; cito a Benjamin Franklin, John Adams y Thomas Jefferson. Esta altí­sima proclamación de independencia no solamente anunciaba el nacimiento de una nueva nación, sino también expresaba los grandes anhelos de los seres humanos para satisfacer la necesidad de autonomí­a, de identidad, de ecuanimidad, rectitud y exigencia de los valores fundamentales de las personas. Las ideas y conceptos en este trascendental manuscrito de libertad de los Estados Unidos, inspiraron el fervor del pueblo para luchar por una sociedad digna y una comunidad equitativa. En el Preámbulo de dicha Declaración de Independencia está escrito lo siguiente: «Sostenemos como verdades evidentes que todos los hombres nacen iguales; que a todos les confiere su Creador ciertos derechos inalienables, entre los cuales están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos los hombres instituyen gobiernos que derivan sus justos poderes del consentimiento de los gobernados; que siempre que una forma de gobierno tienda a destruir esos fines, el pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla, a instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio garantice mejor su seguridad y su felicidad.» El Embajador de los Estados Unidos de América en Guatemala, Stephen G. McFarland, en su discurso que dictó el jueves 2 de julio de 2009 en su residencia, con motivo de enaltecer el 233 Aniversario de la Independencia de su paí­s, pronunció las siguientes palabras: «Al conmemorar la Declaración de Independencia de 1776, celebramos una declaración de valores, principios, y promesas… Esta declaración, y la independencia, pusieron en marcha una serie de debates y luchas en cada generación siguiente sobre cómo definir más justamente la libertad, los derechos de los ciudadanos, los deberes de los gobiernos, y la justicia social. Hemos tenido avances y retrocesos. El proceso polí­tico nunca termina. Pero como el presidente Obama dijo en Trinidad, la presencia de alguien como él en la presidencia demuestra que en los Estados Unidos el cambio sigue siendo posible… A Guatemala y los Estados Unidos nos unen tanto los retos que confrontan nuestros dos paí­ses -la impunidad, la inseguridad, la pobreza- como los valores y principios que definen a los paí­ses: la democracia, el respeto por los derechos humanos, el libre mercado, la justicia social, y el diálogo.»