Las limitaciones que se han impuesto a los vecinos de San Juan Sacatepéquez por el Estado de Prevención tienen consecuencias en la productividad y la seguridad alimentaria.
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Amílcar Culajay, vecino de la aldea Las Trojes, señala que es difícil para él y su familia poder llegar hasta el terreno en el que ha cultivado maíz y frijol debido a las imposiciones de las fuerzas de seguridad.
«A veces no nos dejan ni siquiera salir de la casa y ni nos dicen porque, y nosotros a veces tenemos necesidad de salir a la milpa».
Culajay refiere que la presencia policial y militar en San Juan Sacatepéquez es un obstáculo para que las familias dedicadas a la agricultura se desplacen a otras aldeas para cuidar de sus cultivos.
También declara que las actividades en los mercados se han visto limitadas por la falta de autorización de algunos vehículos para poder movilizar mercancías.
Justo Mendoza, activista de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Indígenas y Campesinas, señala que la productividad en la región ha decaído y denuncia que esto ha provocado que se agudicen la crisis alimentaria en algunos poblados.
«Necesitamos que el gobierno intervenga para que no se cometan este tipo de abuso, en los que se limita el acceso de alimentos a la población, mientras que los verdaderos delincuentes están haciendo de las suyas con toda libertad», refiere.
Mendoza ha recopilado los testimonios de decenas de familias que se oponen a la instauración de un Estado de Prevención por la limitante a la alimentación y el comercio.