Estado de emergencia en el sur tras masacre con 46 muertos


Investigadores filipinos localizaron hoy más cadáveres, producto de la masacre entre alas polí­ticas dentro de un partido. FOTO LA HORA: AFP MARK NAVALES

El estado de emergencia fue decretado en el sur de Filipinas el martes, un dí­a después de una masacre originada por rivalidades polí­ticas entre clanes que dejó al menos 46 muertos, entre los cuales figuran polí­ticos y periodistas.


Estudiantes en Manila, capital de Filipinas, se pronunciaron por la masacre perpetrada ayer. FOTO LA HORA: AFP NOEL CELIS

Después de que en la ví­spera se encontraron 22 cadáveres, la policí­a descubrió este martes otros 24 cuerpos cerca de la aldea de Saniag, en la provincia de Maguindanao.

Las ví­ctimas, entre las cuales hay 14 mujeres, fueron secuestradas el lunes por hombres armados que según parientes de las ví­ctimas fueron pagados por el gobernador de la provincia, Andal Ampatuan, jefe de un clan musulmán.

Según el ejército y allegados a las ví­ctimas, éste último habrí­a organizado la matanza para impedir que un rival, Esmael Mangundadatu, se presentase como candidato para elecciones programadas para el año próximo.

Los cadáveres, acribillados de balas, fueron retirados de varias fosas comunes, indicó el jefe nacional de la policí­a, Jesús Verzosa.

El ejército desplegó refuerzos en la región y la presidente filipina, Gloria Arroyo, decretó ese mismo dí­a el estado de emergencia en una parte de la isla.

El estado de emergencia concierne a la provincia de Maguindanao y a dos zonas limí­trofes, con un total de 1,54 millones de habitantes.

Entre las ví­ctimas figuran también periodistas sin ningún ví­nculo con los dos clanes rivales, indicaron la policí­a y el ejército. Varias de la mujeres habrí­an sido violadas, según las mismas fuentes.

Los periodistas acompañaban a la esposa de Esmael Mangundadatu que debí­a presentarse candidato para el cargo de gobernador de la provincia.

El jefe local de la policí­a fue destituido de sus funciones y detenido. Hay testigos que afirmaron que dos de sus tenientes y otros dos policí­as estaban presentes cuando se produjo la matanza.

Según la policí­a, numerosas ví­ctimas, que fueron interceptadas cuando circulaban en convoy, fueron muertas a balazos en el interior mismo de sus vehí­culos.

Los arreglos de cuentas y las violencias entre clanes rivales, que disponen de milicias privadas, son relativamente frecuentes en el sur de Filipinas, que es también escenario de un conflicto entre el ejército y los rebeldes separatistas musulmanes.

Más de un millón de armas circulan ilegalmente en Filipinas, en el seno de una población total de 92 millones de habitantes, y cada elección da lugar a enfrentamientos con decenas de homicidios.

No obstante, la amplitud de la matanza del lunes, y los objetivos que tuvo ésta, aparentemente sin relación con los clanes rivales, provocaron profunda conmoción en el paí­s.

El clan de gobernador cuestionado, que apoya la coalición en el poder de Gloria Arroyo, dirige desde hace tiempo la provincia de Maguindanao, afectada por una rebelión de los separatistas musulmanes.