El Premio Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez le dio al norte de México un momento de descanso a tanta violencia para inaugurar un espacio literario en una antigua estación de tren que lleva su nombre, por donde ingresó al país hace 47 años.
La frontera con Estados Unidos que le dio entrada a México lo sorprendió el jueves con la estación del ferrocarril convertida en un centro literario que desde ese día lleva el nombre «Estación Palabra Gabriel García Márquez».
«Estoy emocionado, me he quedado sin palabras. Muchas gracias», dijo el autor de «Crónica de una muerte anunciada» para sorpresa de quienes asistieron al acto, puesto que él no acostumbra hablar en acontecimiento públicos.
En 1961, seis años antes de la publicación del suceso mundial «Cien años de Soledad», llegó a Nuevo Laredo desde Estados Unidos con destino a la capital del país.
En esta ocasión, llegó de la ciudad de Monterrey (estado de Nuevo León) a la misma estación del ferrocarril que lo recibió hace 47 años, pero ahora para verla transformada en el espacio cultural y literario más importante de la región.
Apenas pisó Estación Palabra, sus ojos se abrieron gratamente sorprendidos. No podía creer que aquella dependencia que lo recibió como un pasajero más, se transformara en un lugar donde las letras, su imagen, vivencias y conocimientos tienen ahora un templo.
«Los cien años de Macondo sueñan, sueñan en el aire», se empezaron a escuchar los acordes de la melodía que emana de su libro más famoso, mientras el alcalde Ramón Garza Barrios le mostraba la nueva cara de la estación de tren, ahora Estación de la Palabra y la Cultura.
García Márquez llegó acompañado de su esposa Mercedes Raquel Barcha y saludando a las personas que los acompañaron en esta inauguración.